Acabada de manera muy decepcionante la World War Hulk, que se fue desinflando a medida que pasaban los meses, llega a España el número inaugural de la nueva serie de Hulk. Y hay que avisar quién está a cargo de todo esto: Jeph Loeb, uno de los guionistas más controvertidos del cómic de superhéroes USA. Controvertido porque sus detractores son legión, pero, a la vez, es uno de esos nombres que durante mucho tiempo ha estado asociando sus guiones a las primeras posiciones del top de ventas.
Vaya por delante que soy de los que no aguantan a a Loeb. El tipo es una especie de productor de acción de Hollywood disfrazado de guionista de cómics. Eso implica que la mayoría de sus historias pasen por acumular cosas (enemigos, misterios, tramas) que penden de un McGuffin tan absurdo como increíble y en las que, al final, tanto al lector como al guionista le acaba por dar igual todo lo que cuentan. Al lector, porque no hay nada realmente interesante; a Loeb, porque para él un cómic sólo consiste en las escenas de acción y golpes, el resto es accesorio.
No, no os voy a recomendar este número 1 de Hulk y espero no tener que tragarme mis palabras si luego la saga funciona. Pero es que, de primeras, ya se nota que Loeb ha puesto el piloto automático.