Creo que para disfrutar más de Los mejores del mundo es necesario leer la introducción que firma Dave Gibbons al inicio. En ella, el dibujante, que aquí hace el papel de guionista relata lo que significó para él leer los primeros números de World’s Finest, el título que juntó por primera vez a Superman y Batman bajo una misma cabecera. Esta introducción deja claro que lo que Gibbons ha querido hacer con esta historia es rendir un homenaje a esas historias que leía en su infancia, elegante y afable.
El inicio de Los mejores del mundo es un inteligente ejercicio de simetría entre los dos héroes más grandes de DC, primero relatando una caza de criminales habitual en una jornada de trabajo de Batman y seguidamente exponiendo una jornada de salvamentos a manos de Superman. Dos héroes tan similares en valores como opuestos en métodos.
Gibbons ha querido que el clasicismo reine en esta trama acudiendo a las casillas habituales a las que moverse en estos casos. Así tenemos como villanos al Joker y a Lex Luthor y de fondo, y como toque tierno, a la par que victimista, está el trasfondo de un orfanato que por alguna desconocida razón centra las miradas de todos los implicados en la trama.