No sé a vosotros, pero a mí la noticia me cogió con el paso tan cambiado, que durante un par de días no podía dar crédito a la misma: Disney compraba Lucasfilm. Así, como quien no quería la cosa, la compañía del ratón Mickey le «soltaba» a George Lucas la friolería de tres mil y pico de millones de euros tres años después de habernos dejado igualmente patidifusos tras la operación que le había llevado a ser propietaria del Universo Marvel por un cantidad algo menor. Entre otras muchas disquisiciones que en esos días de 2012 uno llegó a elucubrar, había una que, sin lugar a dudas, se ponía por delante de cualquier otra: si la vida del Universo Star Wars había dependido hasta entonces de la voluntad de Lucas, y la trilogía de las precuelas había dejado bastante claro que el cineasta ya no era el mismo que había levantado el imperio hacía tres décadas, que Star Wars pasara a Disney aseguraba —reflexiones acerca de la potencial calidad del producto, aparte— la perpetuidad de las aventuras en una galaxia muy, muy lejana, durante los lustros por venir.
Tras el bombazo de la noticia, que conmocionó la red —obviamente—, comenzaron a sucederse los anuncios de diversos proyectos con los que Disney arrancaría el proceso de recuperación de la considerable inversión. El primero de ellos, que nos volvió a dejar a todos con las «patas colgando como la rana Gustavo» fue esa nueva trilogía de películas que el próximo diciembre tocará a su fin y, en el ámbito que hoy nos interesa, el de las viñetas, todo un cosmos de colecciones actual que retomaba andadura de vuelta en Marvel —la casa que había acogido a los cómics de Luke, Leia, Han, Darth Vader y compañía durante los ochenta— y que germinaba en 2015 con el arranque del nuevo canon que suponía la ‘Star Wars’ guionizada por Jason Aaron.
El escritor, que por aquél entonces se encontraba inmerso en ‘Amazing X-Men’, dejaba inmediatamente la serie mutante para acomodar la posibilidad de poder narrar las aventuras de la rebelión contra el imperio, arrancando las mismas instantes después de donde George Lucas las dejaba tras la ceremonia del trono que daba cierre a ‘Una nueva esperanza’: y así ha seguido siendo a lo largo de los más de setenta números que desde entonces han visto la luz, ya a manos de Aaron, que se mantendría hasta el trigésimo séptimo ejemplar; ya en las de Kieron Gillen —que estuvo al mando de la cabecera del 38 al 67—; ya en las de Greg Pak, actual guionista que con su primer arco argumental ha situado a los protagonistas en los momentos previos a la acción de ‘El imperio contraataca’.
Pero lo que hoy nos interesa son los números que Planeta Cómic ha reunido en este enorme primer Ómnibus orientado a recopilar la totalidad de la etapa de Aaron y que, huelga decir, es pieza irrenunciable en la tebeoteca de cualquier amante de ‘Star Wars’. Y si lo es —e insisto, LO ES— es debido casi de forma exclusiva a la frescura y el preciso entendimiento que tiene el escritor de un universo con el que todos los que somos de la misma generación crecimos y vibramos cuando éramos unos enanos: cómic grupal que intenta prestar atención por igual a casi todos los personajes sin perder de vista al que, sin duda, es su foco fundamental —Luke—, las ideas que Aaron trae a la palestra pasan, por ejemplo, por sacarse de la manga una antigua esposa de Han Solo, explorar la estancia de Obi Wan en Tatooine mientras vigilaba de cerca a Luke conforme crecía o, por supuesto, aproximarse a la figura del futuro Jedi y de su malogrado progenitor, llegando incluso a enfrentarlos en un espectacular combate mucho antes de que lleguen a cruzar sus sables láser en los corredores de Bespin.
Aunque aún hoy dicha decisión me siga pareciendo algo extraña por lo forzado del encaje de la misma dentro del canon marcado por las películas, es obvio que lo mucho que se llega a disfrutar mientras se lee termina por apagar cualquier queja con respecto a ella que podamos argüir, máxime si, para colmo, viene rodeada de tantas otras buenas ideas como las que trufan casi setecientas páginas que, sumando aún más enteros, cuentan con un equipo de artistas gráficos de aúpa. De todos ellos servidor se queda con dos que, casualidad o no, acompañan a Aaron en los que me parecen los correspondientes mejores arcos argumentales: John Cassaday, que estaría en la colección los seis primeros números y da rienda suelta a su detallado estilo en ese enfrentamiento entre padre e hijo del que hablaba y, aún por encima de éste, un Stuart Immonen que se deja la piel en hacer de sus páginas las mejores que se han visto jamás en un cómic de ‘Star Wars’.
Comparados con estos dos titanes, el resto de dibujantes tienen las de perder. Sin caer en la tentación de esgrimir la comparación como argumento, tanto Deodato Jr., como Mayhew, Francis Yu, Molina o un Larroca que terminará convirtiéndose en artista regular de la colección, firman espléndidas y espectaculares páginas que ganan en potencia en el formato elegido para la presente edición por Planeta. Una edición a la que, eso sí, le faltaría un buen puñado de extras para que fuera completamente redonda. Sin ellos, aún así, es uno de esos volúmenes que, fuera de toda duda, será revisado en no pocas ocasiones a lo largo de los años venideros.
Star Wars Jason Aaron Omnibus nº 01
- Autores: Jason Aaron, John Cassaday, Stuart Immonen et al.
- Editorial: Planeta Cómic
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 688 páginas
- Precio: 57 euros en