Una idea tan a priori loca como meter zombies en el Universo Marvel, sólo podía contar, al menos en el pensamiento editorial de hace veinte años, con un guionista: Robert Kirkman. Cuando en La Casa de las Ideas comenzaron a barruntar la posibilidad de generar un proyecto en torno a tan excéntrica premisa, el escritor estaba en plena efervescencia con ‘The Walking Dead‘, así que en la major sumaron dos más dos y, et voilá, Kirkman se añadía a su esquema editorial con un proyecto que le permitía jugar a su antojo con los juguetes del Universo Marvel a sabiendas de que tenía carta blanca y vía libre para hacer con todos los personajes del mismo lo que le viniera en gana. Ante los resultados de lo que, hoy casi dos décadas más tarde, cabe seguir descubriendo en la primera miniserie de ‘Marvel Zombies‘ resulta muy evidente que, bajo esa libertad, el creador de ‘Invencible‘ sólo se puso una máxima: pasárselo bomba y hacérselo pasar bomba a los lectores. Ni más, ni menos. Y a fe nuestra que lo consiguió. Tanto, que puso el listo considerablemente alto, no ya para los guionistas que lo sucedieron en las muchas páginas en que Marvel continuó explorando este rincón de su cosmos toda vez Kirkman cogió las de Villadiego, sino para él mismo cuando se vio en la diatriba de tener que entregar una segunda parte de la historia.
Surgida, como supongo que ya sabréis, a partir de la incursión en el Universo Ultimate de uno paralelo plagado de versiones sedientas de carne fresca—y más en concreto, de los Cuatro Fantásticos y el descubrimiento por parte de Reed del citado cosmos alternativo poblado por versiones «muertos vivientes» de los héroes de la casa—, Kirkman no se corta un pelo para dar al lector lo que viene buscando a estas páginas: burrada tras burrada tras burrada a cada cual más burra. Con esa personalidad marcando a fuego todo lo que los primeros seis números ofrecen, y dejando espacio, faltaría más, para diálogos marca de la casa, todos los rincones de ‘Marvel Zombies’ quedan caracterizados por la constante exploración por parte de Kirkman de ideas que, entendemos, no tenían cabida en su ‘The Walking Dead’, y el hecho de que los zombis que aquí vemos tengan conciencia de su condición y puedan hablar y razonar, convierte a las versiones muertas del Capitán América, Iron Man, Lobezno, Spiderman y un largo etcétera en una fuente inagotable de risotadas aseguradas y de momentos de esos de «no puedo mirar pero tampoco dejar de hacerlo ante la salvajada que se le ha ocurrido a Kirkman».
No pondré ejemplos —bueno, abajo tenéis uno muy gráfico de la suerte de bestialidades que cabe encontrar en las páginas de los seis primeros ejemplares recogidos en este «zomnibus»— porque son tantas las ideas que desfilan ante nuestros ojos, que prefiero dejaros virgen la opción de que quedéis atónitos, no ya ante lo que mueve la fiesta —los zombis de ese universo paralelo intentando acabar con todo aquello que todavía no sea zombi— o lo que Kirkman es capaz de idear —atención, por favor, a Hulk…mucha atención— sino, por supuesto, al nivel de barrabasadas visuales que explora un Sean Phillips que, al igual que su colega, sólo tiene un objetivo: hacer que lo pasemos en grande. Y, al igual que su colega, lo consigue, y de qué manera: el estilo sucio del artista de ‘Criminal’ es el idóneo para trasladarnos, de forma inmediata, a ese mundo repleto de vísceras colgantes y sangre seca por doquier, y no podemos imaginar —de hecho, no hace falta que lo hagamos, que después de él vendrían otros, y las comparaciones lo dejan siempre como ganador— a otro artista más adecuado para este primer volumen cuyo éxito generó, inevitablemente bajo la forma de pensar Marvel, el sinfín de secuelas que Panini ha recogido en este voluminoso tomo que hoy nos ocupa.
Dejando el final de la primera miniserie muy abierto —y nos da que no porque tuviera una secuela en mente, sino por la gracia de dejarlo así en un golpe de efecto muy suyo—, Kirkman y Phillips regresan, un año más tarde en la cronología real, cuarenta en la interna del tebeo, al universo de los zombies marvelitas con otros seis números que, por diversas razones, ya palidecen en ciertos ámbitos con respecto a la instancia inicial. Ninguno de ellos tiene que ver con el dibujo, que sigue estando al mismo nivel de salvajismo y bestialidad descarnada —no pun intended— que su predecesora, pero sí con un guión que, aunque no cae en la trampa de ser secuela «directa» y da ese salto de cuatro décadas al que hacíamos referencia, ya pierde algo fundamental de la miniserie inicial: el efecto sorpresa. Sin la mucha ayuda que había sido un año antes el pillarnos a todos a calzón bajado sin saber muy bien qué íbamos a encontrarnos en ‘Marvel Zombies’, a ‘Marvel Zombies 2‘ le cuesta mantener el tipo sin caer en recursos que ya nos suenan demasiado o sin recurrir a trucos que se ven venir a la legua. Sí, es condenadamente entretenida, algo que creemos que el escritor conseguiría hasta con las instrucciones de montaje de un mueble si se pusiera a ello, pero queda a considerable distancia de lo que se nos había ofrecido con anterioridad.
Una distancia esta que va abriéndose cada vez más cuando, a partir de la tercera miniserie, el universo de ‘Marvel Zombies’ va virando, más y más, hacia el despropósito. Y en ese nuevo y tortuoso camino que toma la «franquicia» no hay un único responsable, sino que todos parecen remar en un empeño por hacer encallar el barco. El primero, un Fred Van Lente que carece de la mala baba y el humor socarrón que tiene Kirkman y que, tan pronto como en ‘Marvel Zombies 3‘, apuesta por un giro hacia territorios más serios que no encajan, ni de lejos, con los planteamientos originales del proyecto. A ver, que el tipo lo intenta y de vez en cuando le sale algún chiste afortunado en ese rellenar huecos de los cuarenta años en que se vuelca esta tercera parte, pero son los menos en un conjunto que tampoco se beneficia en exceso de la bisoñez de un Kev Walker mucho más rígido e inexperto que el dibujante que veíamos hace poco en la espléndida miniserie de ‘Depredador‘.
Como decimos, el invento seguirá, y lo hará con ‘Marvel Zombies 4‘, ‘Marvel Zombies: Return‘, ‘Marvel Zombies 5‘ y una ‘Marvel Zombies: Supreme’ que pone punto y ¿final? a una saga que, a la vista de lo que podemos leer en cualquiera de estos cuatro proyectos, nunca debió pasar de la primera miniserie. Tal es el nivel de mediocridad que los guionistas —con Van Lente al frente— van gastando con la inclusión de Morbius y un Deadpool que, por exagerado y desabrido, resulta hasta cargante; con esa continuación directa del ‘Marvel Zombies 2’ que es el ‘Return’, intento desesperado por tratar de rescatar algo del carisma de Kirkman que no sale bien; o en la pareja imposible que forman Machine Man y Howard el Pato —sí, como lo leéis— mientras saltan de universo plagado de zombies en universo plagado de zombis. Y mejor me quedo aquí y no hablo de lo del ‘Supreme’, que ni parece un tebeo perteneciente a esta idea que TAN BIEN empezó y tan mal acabó. ‘Nuff said!!!!!
Marvel Zomnibus
- Autores: VVAA
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 1232 páginas
- Precio: 80 euros