'Ultimate Spiderman 8', Osborn Jr. entra en acción

En este, el octavo volumen de ‘Ultimate Spiderman‘ que reseñamos en Fancueva atendiendo al compromiso que, tácito, adquirimos con la serie allá por 2018 cuando Panini comenzó a publicar estos muy imprescindibles integrales llamados a albergar el mejor trepamuros que haya visto jamás la viñeta impresa; se recogen los números 72 al 85 de la serie regular que fiel a su cita mensual y con un Mark Bagley que no había fallado durante los seis años que la cabecera ya arrastraba cuando se llega al ejemplar que abre la lectura, dedica sus esfuerzos a dos frentes bien diferenciados. El primero, destinado a traer de vuelta al Instituto Midtown a Harry Osborn, que en este universo Ultimate es, como en el «tradicional», el hijo de Norman, mejor amigo de Peter y heredero, no sólo de la fortuna de su padre, sino de la fórmula que convirtió al recientemente fallecido personaje en el Duende Verde, una fórmula que terminará probando en sí mismo y que dará lugar a la aparición de la versión de este universo del Duende. Tras lo que veremos en una primera mitad soberbia, que termina con un cliffhanger emocional considerable para Peter; y después de un número de transición de esos que sigue siendo una gozada leer por los magníficos diálogos y por cómo Brian Michael Bendis cultiva a sus personajes y los hace cercanos y tridimensionales; el guionista planteará la guerra de bandas definitiva cuando el vacío de poder dejado por Kingpin tenga que ser llenado por alguno de los criminales de Nueva York y, para contrapesarlo, se eche mano, no sólo del arácnido, sino de las versiones de la Tierra -1610 de Caballero Luna, Puño de Hierro, Shang-Chi, Gata Negra o Elektra.

Dos arcos, dos autores y una lectura que, insistimos una vez más, es de una genialidad constante por lo mucho que Bendis intenta seguir innovando en ella, algo que conseguirá sin dificultades a lo largo de su larga estancia en la cabecera y que, en última instancia, es lo que nos ha llevado a afirmar, una y otra vez, que lo pudimos encontrar —y seguiremos encontrando siempre— en estas páginas, trasciende por mucho cualquier otra instancia de cuantas hemos podido leer del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko. Bien es cierto que, a nuestro parecer, lo que hizo J.M.Strazcynski con Spiderman, está sólo un peldaño por debajo, pero el guionista tuvo que atenerse a ciertas reglas de continuidad mientras que Bendis, liberado de dichas ataduras, siempre consiguió sorprendernos con recursos que lo único que debían tener en consideración era ser coherentes con los personajes. Como decimos, éstos estaban tan bien trabajados desde el minuto cero, que todo el vaivén emocional al que el de Cleveland los someterá a lo largo de los años —y en este volumen hay muchísimo de ese vaivén, no podemos decir mucho más— jamás llegó a sentirse como impostado. Y, hablando de emociones y vaivenes, preparaos para lo que se os viene encima en el siguiente integral, que menudo el zarandeo que Bendis y Bagley le meterán al personaje. Pero no adelantamos nada, ya hablaremos de él en unas semanas. Hasta entonces…‘Nuff said!!!!