Plagado de buenas ideas llevadas en muy contadas ocasiones a término, el Universo Marvel que se renovó con la maniobra Now! tuvo cuatro artífices fundamentales en los que buscar las formas con las que mantener la atención de los lectores: y mientras Brian Michael Bendis lo hacía trayendo a los X-Men originales; Hickman lo lograba con su muy particular manera de contar historias y de aportar un muy alto grado de diferencia para con sus Vengadores y Aaron devolvía toda la gloria al dios del trueno en una etapa que, en mi modesta opinión, es la mejor que ha conocido el asgardiano, Rick Remender conseguía su objetivo con el Capitán América pero no lograba lo mismo con sus Imposibles Vengadores, quedando éstos últimos insertos en una cabecera algo errática que, tras un impactante pero errático arranque, se disolvía rápidamente en un constante «quiero y no puedo» que mejoraba, tímidamente, en un segundo año algo más sólido.
Y así, con el considerable abismo que se abría entre ambas cabeceras, llegábamos al tercer y último año de ambas que ahora nos ofrece Panini en los dos volúmenes que hoy os traemos. Tercero y último, quizás no por voluntad de un Remender que, después de ver cerradas ambas series, saldría de La Casa de las Ideas para encontrar un acomodo mucho más acorde a sus formas en la Image en la que ahora campa a sus anchas con ciencias oscuras, mundos sumergidos, números eternos o alumnos letales; sino más bien porque, bajo esa «manía» de tener que reiniciarlo todo cada dos por tres, no vaya a ser que haya tres lectores potenciales que poder captar, Marvel tocaba una vez más la trompeta del apocalipsis para poner patas arriba su cosmos con las nuevas ‘Secret Wars’, una excusa que les quedó francamente bien — porque, seamos francos, la combinación entre Hickman y Esad Ribic parió un evento fabuloso— pero que, con el transcurso de los cinco años que han transcurrido desde que tuviera lugar, ha quedado como un evento más que sumar a los muchos que llevan años sucediéndose en La Casa de las Ideas.
Y si de «un evento más» tenemos que hablar, a esa definición se adhiere, con una querencia considerable el que, para el que esto suscribe, fue el punto bajo de todo lo que Marvel nos había ido ofreciendo, año tras año, desde los ‘Vengadores Desunidos’ de Bendis: ‘Axis‘, ideado por Remender y Gerry Duggan, era entonces, y lo es más aún hoy, con la perspectiva que da el tiempo, una pura y simple maniobra comercial para vender más cómics de Vengadores y mutantes y atraer a ambos bandos de lectores a un denominador común que nada era capaz de ofrecer, desaprovechando su curiosa premisa de partida —esa que hacía que los malos fueran buenos y los buenos, malotes— en una serie de decisiones a cada cuál más inane teniendo en cuenta, como suele pasar siempre, que el status quo terminaría imponiéndose y que, por muchas vueltas que diera el asunto, todo volvería a la normalidad tras la cortina de humo del evento.
Como único elemento positivo del mismo —el único que saqué en su lectura original y que vuelvo a sacar ahora, en la relectura del volumen publicado por Panini— está un Adam Kubert al que siempre, SIEMPRE, es un gustazo encontrarse en las páginas de un tebeo de superhéroes: el muy reconocible estilo del penúltimo de los hermanos nacidos de esa leyenda que es Joe Kubert, da todo lo que se puede esperar siempre de él en unas páginas espectaculares, vibrantes y plagadas de esa forma tan impactante que siempre ha tenido el artista de dar forma a las historias en las que se ha visto implicado.
Afortunadamente, para dejar el pabellón bien alto y no con el sinsabor que supuso ‘Axis’, Remender coronó su estancia frente al Capi tal y como la había empezado, con un golpe de autoridad y un giro que nadie habría sido capaz de predecir. Tras haber vapuleado emocional y físicamente a Steve en su viaje a la dimensión Z, y traerlo de vuelta para, en el volumen anterior, envejecerlo de golpe, el guionista todavía se reserva considerables sorpresas en unas páginas que, dibujadas con esmero por Carlos Pacheco — pero entintadas con poco tino por Mariano Taibo— terminan con el «volumen» correspondiente de la serie con Steve legando el manto del Capi a Sam Wilson, abriendo así la puerta a una nueva etapa que, desgraciadamente, quedó completamente truncada por la venida de las Secret Wars.
En esta nueva cabecera, que Remender arrancaba con mucha energía y en la que pudimos ver algunas de las más grandiosas páginas que le hemos conocido a Stuart Immonen — una afirmación que parece desproporcionada teniendo en cuenta la incuestionable magnitud de lo que el artista había producido hasta entonces— , el guionista apuesta por enfrentar al nuevo Capi al barón Zemo, a vampiros y a conspiraciones más grandes de las que Sam ha tenido que confrontar en su trayectoria de superhéroe. Pero, como digo, tras seis números iniciales que dejaban planteada una continuidad apasionante, el avance de la serie quedó aparentemente pospuesto para, después de las «guerras secretas», olvidarse en aras de la «nueva» Marvel que surgía a resultas de las mismas. Nunca sabremos qué tenía Remender en la recámara para con el ‘Nuevo Capitán América‘, un hecho que es una auténtica lástima, sí, pero así es como se suele escribir la historia en el seno de La Casa de las Ideas. ‘Nuff said!!!
Capitán América 3: El soldado del mañana
- Autores: Rick Remender, Carlos Pacheco y Stuart Immonen
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 264 páginas
- Precio: 26,60 euros en
Imposibles Vengadores 3: Axis
- Autores: Rick Remender, Gerry Duggan, Adam Kubert et al.
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 384 páginas
- Precio: 34,15 euros en