Por si la extensión de la reseña que dedicamos al primer integral publicado por Planeta Cómic no fuera suficiente indicativo de cuánto nos voló la cabeza todo lo que ‘Chew‘ ofreció durante los dieciséis meses iniciales de su singladura, os recordamos, por extraer una sola idea de aquél texto, que de la cabecera ideada por John Layman y Rob Guillory dijimos, hace tan sólo un par de meses, que:
(…)estableciéndose como una serie que no tiene parangón en la historia del noveno arte
‘Chew. Integral I’, una gozada cojonuda
Planeta no nos ha hecho esperar mucho para poder continuar disfrutando de este fértil jardín de extrema originalidad que es la historia de Tony Chu y compañía, y en una lectura que se nos ha pasado volando, aún asumiendo que se extiende durante casi seiscientas páginas, tan sólo hemos tenido que invertir un par de sesiones —intensas que te pasas, pero un par a fin de cuentas— en dejarnos «volar la cabeza» de nuevo por lo que los dos autores continuan desarrollando en una historia de la que habría tanto que poder comentar que no sabemos siquiera por dónde empezar a hacerlo: cabría quizás arrancar por la ingente cantidad de tipejos y tipejas con poderes que ‘Chew’ se sigue sacando de la manga, con ideas tan geniales —y por supuesto, absurdas— como un pintor que puede hacer que sus obras tengan sabor, un artista que es capaz de tallar en chocolate las armas más letales o aquel que transforma las tortillas de los tacos mexicanos en estrellas ninja, el granjero capaz de hacer casas con verduras gigantes, ese hombre que es capaz de producir flatulencias letales de más de 14 kilotones de poder…y eso por no hablar de los exóticos nombres que les ponen a cada uno y que, imagino, han tenido que darle más de un quebradero de cabeza a los traductores al castellano, traductores que, por cierto, salen más que airosos de la empresa.
Podríamos optar también por dejar las habilidades del universo ‘Chew’ a un lado y abundar en lo mucho que Layman sigue explorando la cibopatía del héroe central —y de los varios personajes que hacen gala del mismo poder que Tony Chu pero con sutiles diferencias— o por todo aquello que dedica, a lo largo de este segundo integral, a la hermana melliza del policía protagonista, una agente de la NASA que puede ver el futuro de las personas si les da un mordisco —ya os he dicho que Layman hace de lo absurdo algo cotidiano en la lectura de la serie— y que tanto juego da en torno a esas misteriosas letras en fuego que siguen siendo un enigma a resolver en un volumen que por todo lo que nos avanza sobre las mismas, nos sigue dejando por el camino muchas cuestiones que responder.
Tendríamos también la opción, por supuesto, de dejar de lado a Layman y comenzar centrando nuestro discurso en el alucinante trabajo de Rob Guillory, en lo dinámico de sus páginas, lo alocado de su estilo, lo genial de sus diseños y el hecho de que no haya idea, por demencial que sea, que se le ocurra a su compañero de fatigas que él no pueda poner en pie. O, por qué no, podríamos hablar de ¡¡P.O.Y.O!! y de su inesperado protagonismo a lo largo de la narración…por no mencionar a esas páginas dobles que nos arrancan carcajadas cada dos por tres.
Todos esos comienzos podríamos haber elegido y, todos ellos nos habrían llevado, de nuevo, a la misma inexorable conclusión: que es ‘Chew’ una serie que no os podéis perder; que os estaríais haciendo flaco favor si así fuera; que pocas cabeceras os vais a encontrar que ofrezcan tanta variedad y arriesguen tanto en los giros argumentales como esta —¿o es que alguien se esperaba los derroteros por los que discurre la vida privada de Colby?—; que la edición de Planeta es una gozada con todos sus extras añadidos y que, por supuesto, no lo sabéis, pero queréis un peluche de ranollo en vuestra vida. ¿Hace falta que digamos algo más?
Chew Integral 2
- Autores: John Layman y Rob Guillory
- Editorial: Planeta Cómic
- Encuadernación:Cartoné
- Páginas: 576 páginas
- Precio: 50 euros