'Spiderman 2099. La colección completa 1', un trepamuros muy diferente

Ah, los 90. Década demonizada como pocas en la historia del noveno arte gracias a lo mucho que, por todas partes en el panorama estadounidense, se publicó sin ton ni son con los superhéroes por bandera y bajo una personalidad que, ya poco tiempo después, se apreciaba tan risible como ridícula. Pero no todo fue execrable en una década que nos dio grandes, enormes, alegrías a los aficionados al tebeo. Si sólo nos ceñimos a lo que nos llegó de Estados Unidos, ahí tendríamos, por nombrar sólo unas pocas cosas: la muerte de Superman —que, sí, que fue más maniobra comercial que otra cosa, pero nos sigue pareciendo una maniobra comercial muy pero que muy buena—; las maravillosas ‘Kingdom Come’ y ‘Marvels‘; el regreso por la puerta grande de ‘Los Vengadores‘ a manos de Kurt Busiek y George Pérez; el ‘Daredevil‘ de Kevin Smith y Joe Quesada; o, causalidad o no, todo un rosario de títulos firmados por Peter David a uno y otro lado de las dos majors que dejaban claro que el guionista es una de las piezas fundamentales a la hora de entender la Historia del cómic de superhéroes. Y es que, tan sólo en aquellos diez años, David nos dejó parte de su legado a bordo de ‘Hulk‘ —la mejor parte, cabría precisar—; su intervención en ‘Supergirl‘; aquella maravilla que fue ‘X-Factor‘ o, por supuesto, el ‘Spiderman 2099‘ que Panini comienza a recopilar en lo que suponemos serán tres volúmenes que alberguen, no sólo el trabajo de David sino la totalidad de tan relevante cabecera para comprender la personalidad de una década llena de extremos.

Antes de abordar la lectura de este primer volumen, que además de los 14 primeros números de la serie, contiene un Anual y los tres primeros ejemplares de ‘2099 Unlimited‘, lo que sabía de Miguel O’Hara se limitaba, a alguna aparición que ahora mismo no recuerdo en algún evento arácnido de los muchos que he tenido la oportunidad de leer —supongo que en ‘Universo Spiderman‘ pero, como os digo, no lo recuerdo— y, por supuesto, a su enorme protagonismo en la maravillosa ‘Spiderman: Cruzando el multiverso‘, sin lugar a dudas una de las mejores producciones cinematográficas que hemos visto este 2023 y, en términos visuales, la ¿mejor? cinta de animación que hayamos visto jamás. Pero no ha sido hasta echar mano de este rescate por parte de Panini que he podido acercarme a su encarnación original y observar qué tipo de personaje es el que David ideó hace tres décadas bajo la férrea voluntad de no repetir esquemas para con Peter Parker.

Y es que el guionista no se limita a hacer una copia del Spiderman original y colocarlo en el año 2099. En su lugar, escribe a un nuevo personaje desde cero, con personalidad propia que, ante todo, no es el típico héroe: Miguel es un bocazas sabelotodo un poco tocapelotas que, además, es un genio con un ego descomunal, bastantes problemas y un origen como tipo con poderes que, honestamente, es diferente en extremo al del trepamuros original y hasta algo inquietante, convirtiéndolo en la versión más acojonante de cuantas distintas ha conocido el arácnido a lo largo del multiverso. Por si todo esto no fuera suficientemente interesante, Miguel no tiene ningún interés en ser un héroe, pero se ve forzado a ello para combatir a la muy oscura corporación para la que trabajaba al tiempo que trata con las inevitables versiones futuras de los villanos de siempre de Spiderman —ahí está, por ejemplo, el Buitre— y con toda una nueva galería o trata de defender a los más desfavorecidos de la megalópolis en la que se ha convertido la Gran Manzana.

El arranque del libro no puede ser más intenso, con David haciendo que el primer arco de la narración sea en esencia una persecución sin pausa por parte de varios malotes hasta que Miguel se da de bruces con el citado Buitre —que en esta versión es un poco caníbal…pero sin el poco— y David deja entonces claro por qué derroteros de tono se va a mover la acción, estableciendo el guionista a un «héroe» mucho más letal, de esos de mata o muere que cobra muchísimo sentido en el grisáceo mundo en el que discurre la acción. Como guinda del pastel que David cocina, tenemos a un reparto de secundarios magníficamente tratados —la prometida de Miguel, su hermano, su alocada pero hilarante madre—; y, al menos en lo que a estos primeros catorce números aquí contenidos, a un Rick Leonardi que salvo un par de instantes en que lo sustituyen Kelley Jones y Tom Grindberg, es dueño y señor de este futuro para hacer de él, con su correcto estilo y enérgica narrativa, un estimulante goce para nuestra vista.

Por lo que sé, son los 25 primeros ejemplares de la serie los que realmente valen la pena. Habrá que estar atentos a cuando Panini publique el siguiente volumen para poder comprobar si lo que viene después se aleja raudo de la solidez de lo que aquí podemos encontrar o si, por el contrario, mantiene la mayor parte de su encanto incólume. ¡Seguiremos informando! ‘Nuff said!!!!!