'Masacre: Reyes suicidas', ¡chimichangas por doquier!

Desde su arranque, con esos bocadillos de diálogo alternados con cajas de texto de apoyo en los que Masacre mantiene una conversación consigo mismo —algo que se mantendrá, por supuesto, a lo largo de toda la miniserie— ‘Reyes Suicidas’ te grita a la cara bien alto y bien fuerte que si has venido aquí, te lo vas a pasar bomba desde el momento en que empieces a leer la historia. Porque, a ver… ¿quién no querría meterse de lleno en una aventurilla que arranca con Masacre peleando con un alter ego mientras se pega la molestia de contarnos la historia de su vida? Bueno, vale, cabría precisar que esa pregunta habría que hacérsela a quien que sea un amante denodado de los cómics de superhéroes intrascendentes e hilarantes que lo único que pretenden es hacernos olvidar el mundanal ruido durante el rato que dura la lectura, ¿vale? No nos llevemos a malentendidos.

Con grandes dosis de humor, grandes dosis de machismo —que a saber cómo hay que interpretarlas bajo la óptica actual, porque todas las mujeres que Barbieri dibuja con su habitual estilo amerimanga son de imposibles curvas y tienen menos personalidad que un florero—, grandes dosis de violencia y hostias como panes —bueno, y cercenamiento de miembros, laceraciones y demás burradas— la historia de ‘Reyes suicidas’ sigue su camino apostándolo todo a que su endiablado ritmo, la simpleza de su trama —a Masacre lo engaña un joven llamado Conrad y, acusado de la muerte de la práctica totalidad de los habitantes de un edificio, se encontrará con la horma de su zapato en el imparable Castigador—, los «inesperados» giros, las inesperadas apariciones de otros rostros de la Casa de las Ideas, las referencias a los Teletubbies —sí, habéis leído bien— y…¿hemos dicho ya las hostias como camiones que se intercambian los buenos de Wade y Frank?…será dinamita suficiente para volarnos la cabeza. Pero ¿lo es realmente? Eso dependerá de cada uno, de sus expectativas hacia una lectura que no debería abordarse con nada en la cabeza salvo un cubo de palomitas y de tener claro que, a ver, es un cómic de Masacre, ¿en serio esperáis algo más que un entretenimiento descerebrado? ‘Nuff said!!!!!