‘Marvel Gold Daredevil Volumen 3: ¡...en el comienzo!’, Gene Colan se hace con el protagonismo de la serie

A pesar de poder encontrar nombres importantes en los créditos de este ‘Marvel Gold Daredevil Volumen 3: ¡…en el comienzo!’ como pueden ser Stan Lee, Roy Thomas o Gene Colan, es de sobras conocido por todos que el personaje brillaría más en etapas mucho más recientes. Un dato que no debe engañarnos acerca de la tremenda calidad que se atesora en las páginas de este nuevo omnigold. Panini ha conseguido algo impensable hace años, simultanear la publicación de estos tomos con la recién nacida y exitosa Biblioteca Marvel, un mismo material en dos formatos completamente distintos que se nutren uno del otro y que, como podemos ver, no hace que se resienta la planificación de una línea que tantas alegrías ha dado a la editorial y, sobre todo, al aficionado. Puede que haya material más accesible que otro pero lo que está claro es la necesidad de seguir publicando unos tebeos sobre los que se sustenta todo lo que leemos hoy en día, ya sea en manejables tomos en tapa blanda o voluminosos tochales de tapa dura.

En esta nueva entrega se va a producir un cambio notorio en los guiones de la colección. El volumen se abre con Stan Lee escribiendo las aventuras del Diablo Guardian, lo hace empleando la fórmula habitual, relatos cuyas tramas se basan en un argumento sencillo, mostrando una evolución de los personajes que avanza de forma lenta pero segura y unos villanos cuyas motivaciones para hacer el mal son, en algunos casos, un tanto sonrojantes. Sin embargo, la cosa funciona. A pesar de todos los “peros” que se le puede poner a estos tebeos, la lectura resulta una gozada, incluso hay sitio para las consabidas relaciones románticas que parecen sacadas de una telenovela. No debe resultar extraño que el triángulo formado por Matt Murdock, Foggy Nelson y Karen Page sea el epicentro de todo lo que ocurre en la serie. Lee se recrea en estos números en los problemas ocasionados por la identidad secreta del abogado y como incide en su vida de superhéroe. Algo que desaparece de un plumazo al entrar en la serie un Roy Thomas con ganas de hacer algunos cambios, aunque mostrándose respetuoso con todo lo construido por su predecesor. La primera decisión que tomará será matar a Murdock, una solución pasajera que cuenta con la implicación de Daredevil y cuya finalidad será la revelación de tan importante secreto a la señorita Page. Un descubrimiento que terminará por aceptar previo teatrillo con Mike Murdock, hermano gemelo de Matt que interpreta él mismo, y cuya puesta en escena resulta una suerte de “Spiderman no more” de una candidez infinita.

A partir de este momento nos vamos a encontrar unas historias en las que la relación entre los dos personajes va a cobrar especial importancia, siendo el motor de tramas en las que habrá mayor presencia de elementos sociales. Eso sí, que nadie se preocupe porque a pesar de este cambio la acción propia de La Casa de las Ideas sigue presente con una galería de villanos repleta de nombres importantes como los de Starr Saxon, Ola de Crimen, Bufón, Cobra, Mr. Hyde, Halcón Nocturno, Gladiador, Zancudo o El Tribuno, primer malvado Marvel que se declara abiertamente patriota y anticomunista. Todo ello quedará reforzado con los magistrales lápices de un excelente Gene Colan que aquí sigue a lo suyo, mostrando un despliegue de luces y sombras que convierte su trabajo en toda una maravilla visual. Si echamos un vistazo a los extras que completan el volumen, nos podremos deleitar con sus páginas en glorioso blanco y negro, potenciando un poco más todo lo que se exhibe a lo largo de las páginas del volumen. Contará con la ayuda en varios números de un primerizo Barry Windsor Smith fuertemente influenciado por Jack Kirby y Jim Steranko. Esta tercera entrega resulta más que satisfactoria de cara al aficionado que podrá disfrutar de una lectura en la que se alternan los momentos divertidos con otros en los que la acción tiene un lugar privilegiado. Falta mucho para que los Miller, Bendis o Brubaker se dejen ver por estas páginas pero, no cabe duda, que estas aventuras les servirían como fuente de inspiración a sus respectivos trabajos.