La sombra de ‘Arrugas‘ sigue siendo, como demuestra este ‘La inmersión‘, tremendamente alargada. 14 años después de que aquella mirada cargada de humor, de sentimiento y de ternura con la que Paco Roca daba un paso de gigante en su trayectoria, llegara a nuestras librerías y diera, de manera inadvertida, silente pistoletazo de salida a la actual edad dorada que está viviendo el tebeo español; todavía se pueden rastrear ecos bastante sonoros del gañido que fuera la historia de Emilio y Miguel, dos ancianos de un asilo que, en el tramo final de sus vidas, querían exprimir cada minuto de la misma con más intensidad de la que lo habían hecho nunca. Un pretexto para contar otras muchas cosas y hablar de otros muchos asuntos del que ahora se apropia Séverine Vidal en un relato que se acerca en no pocas ocasiones a situaciones de las que Roca plasmó en su obra —y ninguna resuena más en nuestra memoria que la escapada del asilo— pero que, cuidado, se las apaña para terminar alzándose como una lectura con personalidad que, cuando puede, es ajena a lo que leíamos en ‘Arrugas’ y, cuando no, la complementa a las mil maravillas.
Gran parte de que así sea reposa en el cambio de género del protagonista: de un septuagenario malhumorado y algo gruñón a una octogenaria afable que se ve obligada a abandonar su hogar «de toda la vida» para tratar de edificar las pocas piezas que le quedan por poner entre las cuatro asépticas paredes del asilo al que la llevan. Bajo la intención de suscitar reflexiones que nos hagan valorar a la tercera edad como los repositorios vivos de la memoria de nuestro país —esa que tanto y tan a menudo vemos dinamitada por la poca capacidad de la sociedad de detenerse a mirar hacia atrás…aunque sea de reojo—, la guionista traza con Yvonne, su heroína, una línea que, determinada, navega por los embravecidos mares de la senilidad y las secuelas más desagradables que el cerebro nos guarda en la puesta del sol de nuestro tiempo en la Tierra. Y a fe mía que, bajo esa determinación, y siempre con un talante cariñoso y no exento de cierta tristeza, Vidal consigue sobradamente su objetivo, provocando que el lector sienta a la protagonista como su propia abuela esa que, en el caso del que esto escribe, le fue arrebatada cuando todavía era demasiado joven para apreciar lo que de ella podría haber aprendido.
Y si espléndidos son los esfuerzos que la guionista invierte en hacer de ‘La inmersión’ una de esas lecturas que permanezca en nuestra memoria, otro tanto podemos afirmar sobre un Víctor L. Pinel que nos sorprende, y de qué manera, con unas páginas llenas de vida y candor que, soberbias en la claridad de su narrativa, lo son aún más en la expresividad de unos personajes que, en sus manos, adquieren por completo el atisbo a la tridimensionalidad al que apunta firme la descripción que ellos se hace desde el guión. Queda pues esta apuesta de Nuevo Nueve por continuar abundando en lo ecléctico de su catálogo como una de las más notables adiciones que éste ha conocido en un 2021 que, como veíamos el otro día al hablar de ‘El reino de Blanca Flor’, ha sido especialmente fértil para la editorial que comanda Ricardo Esteban.
La inmersión
- Autores: Séverine Vidal, Víctor L. Pinel
- Editorial: Nuevo Nueve
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 80 páginas
- Precio: 18 euros