Una de las principales cuestiones que surgen al escribir cualquier serial es qué hacer cuando ya se ha contado casi todo lo que se pensó cuando se ideó la serie. ‘Fábulas: Las edades oscuras‘ es la primera pista de cómo superará Bill Willingham este difícil trance.
Existen varias posibilidades: los hay que dan por cerrada su serie y pasan a otra cosa (el tomo de ‘La Gran Guerra’ podría haber sido un buen final para ‘Fábulas’). Otros deciden «saltar el tiburón», término televisivo estadounidense que hace referencia al momento en que las series caen en el ridículo por forzar demasiado su continuidad en antena y tener que inventarse nuevas historias. Y, finalmente, los hay que se hacen más fuertes y emprenden un camino nuevo.
Al parecer, por lo leído en el primer tomo después de la guerra, Fábulas opta por lo último: Willingham hace una sutil tabula rasa de una serie que ya nunca volverá a ser la misma y nos cuenta un epílogo que, en realidad, es un nuevo comienzo.
Hay quien acusa a Willingham de ser demasiado timorato, de no dar una separación mucho más radical a ambas partes de la obra, de continuismo. Yo, al contrario, no puedo dejar de sorprenderme ante lo muy cuidado de cada nueva piedra que se pone a la historia de Fábulas. Todo pasa en segundo plano, como sin apenas importancia, pero se van abriendo bifurcaciones argumentales que darán mucho de qué hablar. O podrían hacerlo, pero al menos el futuro es como para ser optimista.
Por si fuera poco, Willingham llena este epílogo a ‘La Gran Guerra’ todo lo que algunos echamos de menos en el anterior tomo: si el conflicto entre la fábulas y el Adversario fue mucho más sencillo de ganar de lo esperado, la postguerra se cobra un precio mucho más alto que el de cualquier batalla.
Willingham, acompañado por un genial Buckingham (¿le hacemos ya un monumento o qué?), añade a su obra la tragedia y la brutalidad, por un lado como consecuencia de las batallas pasadas y, por otro, mediante a un nuevo «adversario» poderoso y cruel, bastante más de lo que Gepetto (ese tirano de buenas intenciones enloquecido por el poder) pudiera ser.
Por desgracia, esa limpieza metafórica de la serie se ve acompañada por una gran pérdida. ‘Las edades oscuras’ es el último tomo en el que veremos las maravillosas portadas de James Jean. En el número 81 nos dice adiós después de acumular tantas y tantas genialidades. Se le echará de menos.
En fin, que ‘Las edades oscuras’ vuelve a ser otro cómic recomendadísimo para cualquier lector y ‘Fábulas’ sigue sin bajar el listón más allá de pequeños momentos de respiro. Si aún no sabéis qué regalaros, conseguíos todos los tomos anteriores y disfrutad durante esta Navidad.
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