'El príncipe de la noche': vampiros a la antigua usanza

En un género tan explotado como el de vampiros, plagado de refritos y alguna que otra genialidad, resulta agradable encontrarse con un cómic cuya única intención es entretener al lector y ofrecerle una historia de vampiros en su vertiente más clásica. Con ‘El príncipe de la noche’, el belga Yves Swolfs recupera la figura del depredador glamouroso y seductor que recorre los siglos en busca de nuevas víctimas cuya sangre le ayude a prolongar su existencia.

También recupera la herencia de los cazavampiros, reflejada en esta ocasión en la saga familiar de los Rougemont, desde que en la Edad Media el vampiro asesinase a la esposa de uno de ellos. A partir de ese momento, todos los primogénitos de la familia se verán obligados a proseguir esta encarnizada lucha en la que el mal siempre parece salir victorioso.

Las tornas empezarán a cambiar cuando lleguemos al París de los años 30 del pasado siglo, época en la que el joven Vincent, último heredero de este enfrentamiento maldito, tratará de acabar con el monstruo de una vez por todas. Su historia se intercala con flashbacks de la lucha de sus antepasados, fragmentos que nos llevarán a visitar ciudades como Venecia y Praga en diferentes momentos de la Historia.

En ese sentido, la labor de documentación es exhaustiva y el estilo realista de Swolfs nos sumerge de lleno en estas ambientaciones. Es una delicia ver cómo retrata los callejones de los barrios humildes de estas ciudades o los desolados parajes que desembocan en el temible castillo del protagonista. Swolfs mantiene viva la tradición gráfica europea de grandes dibujantes como Jean Giraud (a.k.a. Moebius) o el español Antonio Hernández Palacios.

La colorista también aporta su granito de arena para modificar su paleta según las necesidades de la historia, una variedad de tonalidades que podemos apreciar con apenas hojear un poco el tomo. Una delicia visual que desgraciadamente no podemos paladear en todo su esplendor por el pequeño formato de esta edición de Glénat.

Precisamente ha sido esta cuestión la que ha suscitado mayores críticas. Y es que la edición integral de Glénat recopila los seis álbumes originales de ‘El príncipe de la noche’ en un solo volumen, pero con el tamaño aproximado de un comic-book, mucho menor que el de las planchas originales. Eso sí, esto permite que podamos comprarla a un precio muy asequible, y debo decir en su favor que tampoco te dejas los ojos leyendo como puede ocurrirnos con otras ediciones similares.

Al margen de esta cuestión, es indudable que ‘El príncipe de la noche’ es una delicia para todos los amantes del género vampírico, tanto por lo bien que está llevada la intriga como por su fabuloso dibujo. Yo hubiera preferido que el formato hubiera sido un poco más grande, aunque la edición integral es un acierto porque así podemos meternos de una tacada esta entretenida historia que de otro modo habríamos tardado meses en completar.