V. Kingdom Come

‘Cuando veo cables me acuerdo de ti’, mi querido robot

El debate sobre las inteligencias artificiales y hacia dónde nos llevará la tecnología ha llegado, con ChatGPT y Dall-E —por nombrar dos de las más populares— a un instante histórico en el que, no sé a vosotros, pero a mí se me antoja que Skynet no es ni tan implausible ni tan ciencia-ficción como lo era cuando James Cameron postuló acerca de esa I.A que toma conciencia de sí misma y decide acabar con la humanidad hace ya casi cuarenta años. Arnau Sanz no quiere alimentar dichas disquisiciones y, de hecho, recurre a algo infinitamente menos apocalíptico y considerablemente más afable: la historia de una robot que ve cómo su fecha de caducidad se aproxima y que, dedicada en cuerpo y ¿alma? a aquello para lo que se la programó, recuerda en cierto sentido al Sonny de ‘Yo, Robot‘, la injustamente criticada adaptación de Alex Proyas del clásico de Isaac Asimov en la que se hablaba sobre el «fantasma en la caparazón», en esa posibilidad de que, en el empeño por hacer algo tan parecido a nosotros, los humanos, la tecnología consiga generar aquello que nos hace únicos y preciosos. A ese sitio parece que accede la Sandra protagonista, que con sus sueños y la búsqueda del algo más, conecta con la misma inquietud que nuestra especie ha tenido desde que el hombre es hombre.

Dejando alguna que otra reflexión elocuente y de considerable calado, donde ‘Cuando veo cables me acuerdo de ti‘ consigue tocar mayores alturas es en una vertiente gráfica singularmente expresiva. No debería sorprendernos que así fuera puesto que Arnau ya nos sorprendió en ese sentido con su obra anterior, aquella ‘Un fantasma‘ que le sirvió de carta de presentación hace un par de años: bajo las mismas cualidades de expresividad, sobre todo en un uso del color fascinante, pero mejorando ostensiblemente en una narrativa que se antoja menos encorsetada y un trazo algo menos naïf, el Arnau de este volumen consigue respaldar los postulados de la idea que sirve de guía a la lectura con un escaparate que, en su personalidad vistosa —casi chillona, cabría apostillar— parecería funcionar en firme oposición al talante sosegado de un relato que nunca se apresura. Paradójicamente, ambas tendencias se equilibran a la perfección, encontrándose con precisión en ese punto intermedio capaz de tocar la fibra sensible del lector y de hacerle cavilar sobre aquello en torno a lo que orbita el guión. ¿Soñarán alguna vez los androides con ovejas eléctricas? La respuesta, sin duda, cada vez está más cerca.

Cuando veo cables me acuerdo de ti

  • Autores: Arnau Sanz
  • Editorial: Astiberri
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 120 páginas
  • Precio: 18 euros

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