Son tantas, tan variadas y de escala tan diferente las historias que, unidas, conforman el complejo tapiz de la Guerra Civil española —y, por ende, el de cualquier contienda bélica— que siempre me resultan jocosas las voces que, airadas, arremeten con argumentos de cansancio contra la constante insistencia del mundo del cine o el cómic a sucumbir a la llamada de aquellos tres aciagos años y traernos a los cinéfilos y lectores relatos que sigan añadiendo hilos al tejido de lo que tuvo lugar en nuestra tierra en aquél conflicto fratricida que tanto cambió la faz de España y tan herida dejó a las generaciones posteriores. Y es evidente que, en consonancia con esa variedad de escala de la que hablaba al comienzo del párrafo, y trascendida quizás la necesidad de reincidir en las grandes gestas que terminan en los libros de historia, las miradas más recientes a la Guerra Civil se hayan hecho desde lo íntimo del planteamiento de ‘La trinchera infinita’ o lo muy reducido y aparentemente anecdótico que plantean David Muñoz y Andrés G. Leiva en este ’15’.
15 son los años que tiene Alejandro, un chaval que ha perdido a su hermano a mano de los «rojos» y que, atrincherado en su casa fusil en mano, acaba de matar a dos milicianos que se apostaban en la madrileña plaza de Chamberí. Corre el año 1938 y la capital aún está en poder del ejército republicano, y varios de sus militantes no están dispuestos a que un adolescente les enmiende la plana. Y ahí, en esas pocas líneas, está el esqueleto que Muñoz usa para trascender la anécdota y universalizar una historia que, cambiada de época y trasladada de localización, podría ubicarse en cualquier lugar de nuestro ancho planeta. Acaso esa sea la mayor virtud de un volumen que, no obstante, atesora otras muchas, llámense éstas la extraordinaria tridimensionalidad de los personajes —de TODOS los personajes en general, y del capitán Matías, el líder del grupo protagonista, en particular—, llámense las formas en las que el guionista es capaz de atraparnos tras dos o tres compases y mantenernos con el alma en vilo hasta la trágica y amarga conclusión.
Porque, no nos engañemos, esto no es el Hollywood que todo lo adorna y lustra, esto es papel, tinta y ganas de dar una bofetada al lector. Una bofetada que añadir a las muchas que, a lo largo de lecturas con similares intenciones, hemos ido añadiendo a la construcción de una personalidad que entiende la necesidad de aprender del pasado, y aprender bien, para no tropezar en el futuro con la misma estúpida piedra. Una bofetada que, encima, viene dibujada con esmero y mimo por un Leiva que nos convence incluso más de lo que lo ya lo hiciera en ‘Uno de esos días‘, demostrando el cordobés un salto cualitativo en sus formas gráficas que continua en la línea del aparente proceso de constante evolución que llevamos observándole desde que diéramos cuenta de su ‘Serie B‘. Más limpio, contenido y potente, el estilo de Leiva deviene en perfecta pareja para las letras de Muñoz y, maridados en sincronizada armonía, los artistas construyen con ’15’ otra de esas obras salidas de humo y la muerte de la Guerra Civil que a más de uno le convendría leer y releer.
15
- Autores: David Muñoz y Andrés G. Leiva
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 128 páginas
- Precio: 16 euros