‘Question: Las muertes de Vic Sage 1’, otro triunfo de Lemire

Lo hemos afirmado tantas veces de un tiempo a esta parte, que una más no hará daño a nadie: Jeff Lemire es, hoy por hoy, el guionista más ubicuo que pueda uno encontrarse allende los mares. Y es que, insisto, como hemos dicho ya en no pocas ocasiones, el canadiense no para: ya tiene en cartera tantas series regulares que comienza a ser complicado seguirle la pista a todas y, por si eso fuera poco logro, el escritor nos sorprende, de cuando en cuando, con proyectos como este ‘Question: Las muertes de Vic Sage‘ que, enmarcado en ese Black Label de DC que tantas alegrías nos está dando a los aficionados —os adelantamos ya que una de las lecturas U.S.A del año (si no LA lectura U.S.A del año) ha aparecido bajo este emblema— ha servido para una doble recuperación: de una parte, la de un personaje cuyo recorrido por el universo DC no ha tenido mucho predicamente; de la otra, la de un Dennis Cowan del que tiempo ha que no sabíamos nada.

Entintado por el siempre enérgico Bill Sienkiewicz —que, para variar, casa como anillo al dedo con el estilo de Cowan— el dibujo sucio del artista que definió junto a Dennis O’Neil al personaje tal y como lo conocemos, vuelve para enfrentarse a una historia que se mueve a dos niveles muy diferentes. Por un lado, Lemire analiza los cimientos de Vic Sage y su alter ego, diseccionando a través de su pasado la idiosincrasia del personaje. Por la otra, lo inserta en un entramado en el que tanto una como otra cara de la moneda del héroe creado por Steve Ditko para la Charlton se enfrentan a la doble corrupción política y policial de su ciudad natal.

A lo largo de casi cincuenta páginas que alternan acción con diálogos que ya podríamos definir como «marca de la casa», Lemire juega con el lector a placer y deja presentado un escenario que, os avanzo ya, no hace sino aumentar en interés conforme se va desarrollando la historia en los tres volúmenes restantes. Si a esa facilidad que tiene Lemire sumamos las muchas cualidades que aporta el dibujo de Cowan para llevar al nivel del asfalto el tono gritty del conjunto —lo sé, sé que es un anglicismo como la copa de un pino, pero es que su traducción no se acerca lo más mínimo a lo que el término en inglés implica—, lo que nos encontramos en este ‘Question: Las muertes de Vic Sage’ es un acierto más, y de bastante categoría, de un proyecto, el Black Label, del que esperamos con ilusión todo lo que tenga a bien traernos de cara al 2021.