‘Conan el Cimmerio: La ciudadela escarlata’, en la mitad inferior de la tabla

Si para con la anterior entrega de la cabecera de ‘Conan el Cimmerio‘ sólo teníamos halagos y palabras de alabanza por cuanta mucha era la épica que conseguía capturar Robin Recht en su aproximación a ‘La hija del gigante helado‘; hoy vamos a tener que ser mucho más fríos en nuestra valoración del siguiente álbum que Planeta Cómic nos ha hecho llegar de esta aproximación fidedigna a los textos de Robert E. Howard que Glénat está llevando a cabo al otro lado de los Pirineos. Y acaso la responsabilidad última de que así sea, de que este volumen no nos haya dicho mucho, recae en el propio Howard y en la construcción de un relato que dista, y mucho, de situarse entre lo mejor que escribió de su bárbara creación. La razón de ello cabe encontrarla, como bien apunta Mario Liaño en su texto de cierre de la lectura, en que el Conan que aquí escribía Howard era un Conan «primerizo, a medio cocinar» y aunque ya se adivinan algunos de los tropos que el literato estadounidense explorará después en sus mejores aventuras, no son suficientes para hacer de ella algo más allá de un limitado entretenimiento que, además, no queda muy beneficiado por el artista elegido para la ocasión: un Étienne Le Roux que está muy, pero que muy lejos de brillar con la misma intensidad que su inmediato predecesor en la cabecera.

Sabemos que, en principio, esto no debería ser óbice para rechazar los esfuerzos del dibujante francés, pero la grandeza de las planchas de Recht sienta un precedente demasiado sonoro como para que ahora podamos «conformarnos» con un planchas más «al uso», que nunca arriesgan y que, y esto ya es una opinión completamente personal, quedan lastradas por un trazo algo torpe en ocasiones que no termina de configurar de manera correcta la anatomía de los personajes. Si a esto unimos, como decimos, lo lineal y hasta predecible del relato que se adapta —aunque, tenéis razón, a estas alturas, y con tantas cientos y cientos de historias de Conan, ¿cómo podría una de ellas ser un alarde de originalidad?—, creo que no hay que abundar en muchos detalles más para afirmar que es este ‘Conan el Cimmerio: La Ciudadela escarlata‘ un Conan menor cuya inclusión en nuestra tebeoteca quedará justificada, por supuesto, por el insaciable afán de completismo que, con menor o mayor intensidad, acusamos todos los que nos dedicamos a coleccionar tebeos.