Aunque, a la postre, su título sea sólo una herramienta, un catalizador mediante el que Carmelo Manresa termine hablando de muchas y muy variadas cosas, lo cierto es que a este redactor la sola mención de «cine de verano» le levanta recuerdos muy queridos de las muchas noches de adolescencia que pudo acudir a alguna de esas sesiones al aire libre que siempre servían, bien para revisitar algunos de los títulos que más le habían gustado de los nueve meses previos —era práctica común del cine de verano de mi ciudad el proyectar los éxitos más sonados del curso que acababa de finalizar—, bien para descubrir por primera vez, ya algún filme que hubiera pasado por alto ya alguna joyita de serie B de esas que, de cuando en cuando, se colaba entre la programación veraniega. Fuera como fuera, aquellas sillas incómodas de plástico, el sonido de la ciudad o los de los ruidosos compañeros temporales de proyección acallando muchas veces los pobres altavoces que escupían la banda sonora, el olor de las hamburguesas que servían en el ambigú…todo configuraba una experiencia que, lejos de la idónea que uno busca cuando acude a disfrutar de una película, siempre resultaba satisfactoria.
Pero, como digo, los intereses de Carmelo Manresa no van dirigidos a convertir ‘Cine de verano’ en una apología de las virtudes de las salas de proyección estivales o, mucho menos, de servir del equivalente en viñetas de ‘Cinema Paradiso‘. No. La obra del artista alicantino va encaminada a servir más bien de émulo de esas otras muchas producciones cinematográficas que se asoman a la adolescencia con una fuerte carga de nostalgia por una época irrepetible de nuestras vidas. Situados pues en esa tesitura con aquél filme que más case con cada uno de vosotros —el mío, por si os interesa, sería casi sin duda ‘El club de los cinco’—, quede claro que la forma de Manresa de construir su «película» tiene un marcado sabor español que en nada se parece a cualquiera de las incontables cintas estadounidenses que han tratado tan compleja edad desde una perspectiva u otra. Es más, si hubiera de establecer paralelismos con algo de lo visto en el cine patrio, me quedaría con una mezcla imposible entre ‘Verano azul’, ‘El bola’ y ‘Barrio’.
De esa fusión surge un relato tremendamente simpático y evocador que, desde la particularidad de la localización —esa Torrevieja por la que «tanto hizo» el ‘Un, dos, tres’— y desde la particularidad aún mayor de la selección de personajes, trata de provocar la empatía del lector sin que, en ningún momento, se aludan a más cuestiones universales que los típicos intereses de la edad por descubrir lo que sea que el mundo nos tiene reservado. Curiosamente, el no renunciar en ningún momento a su personalidad localista, anclada en un sitio e instante concretos, es lo que termina consiguiendo que ‘Cine de verano’ trascienda, a su manera, lo acotado de sus postulados, resonando en el lector que tenga la edad adecuada y apañándoselas para buscarse un rinconcito en nuestros corazones gracias a la honestidad con la que se trata el conjunto y a la sencillez con la que se dibuja.
Cine de verano
- Autores: Carmelo Manresa
- Editorial: Dolmen Editorial
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 208 páginas
- Precio: 19,90 euros
- Amazon Prime Video (Video on Demand)
- Fernando Fernán Gomez, Analía Gade (Actors)
- Pedro Lazaga (Director)