Hablar de 2000 AD es hablar de un hito en el mundo del cómic. Desde que se fundase en 1977, las páginas de este mítico cómic de ciencia-ficción han servido de trampolín para grandes nombres del gremio, como Grant Morrison, Mark Millar, Alan Davis, Dave Gibbons o el maestro Alan Moore. Evidentemente, es por este último por lo que destacamos esta publicación en el decálogo de Moore, cuya obra dentro de las páginas de la publicación británica fue muy fructífera a la par que brillante.
De la mente de Moore, y directas a las páginas de 2000 AD, han salido historias como ‘La balada de Halo Jones’, ‘D.R. y Quinch’, las aventuras de Abelard Snazz (el hombre con el cerebro de dos pisos) y decenas de historias para las subcolecciones ‘Future Shocks’ y ‘Time Twisters’.
El nexo común de todas las historias en 2000 AD es la ciencia ficción, donde Moore se siente como pez en el agua al ser un género que le apasiona, y eso se nota. Moore es capaz de incluir el humor y la crítica social dentro de un terreno tan ajeno como es el espacio exterior. Pruebas de ello son historias como ‘Los Grawks nos traen regalos’, una aguda crítica al turismo dominguero, ‘La última batalla de la Horda Platino’, claro manifiesto anti belicista o ‘Una fábula de advertencia’, con una moraleja sobre el autocontrol personal.