‘Star Wars: A New Dawn’, borrón y cuenta nueva

Sentí una gran conmoción en la Fuerza, como si millones de voces gritaran de terror y luego… Esta fue sin duda la reacción de muchos de los fans de Star Wars cuando se conoció la venta de Lucasfilm por parte de George Lucas a nada menos que la Disney. Imágenes de Leia como princesa idem o Mickeys vestidos de Jedi llenaron en pocas horas la red y comentarios de todo tipo calificaron el resultado de todas las formas posibles entre esperanzador y cataclísmico. Pero unos meses después aún debía llegar un golpe mayor: todo el llamado Universo Expandido que había surgido alrededor de las películas quedaba oficialmente reducido a una historia alternativa que no sería respetada por las nuevas películas ni otros materiales que surgieran en el futuro. A lo largo de treinta y cinco años se había creado toda una continuidad más o menos coherente que partía de miles de años antes del Episodio I hasta cientos después de ‘El Retorno del Jedi’. Aunque nunca habían estado al mismo nivel que el canon que establecían las películas, el aficionado se había acostumbrado a tenerlo como un segundo nivel de realidad. Ahora, todas esas obras se reimprimirían en una serie llamada ‘Legends’, pero básicamente habían llegado a una vía muerta.

¿Por qué decidió la nueva Lucasfilm dar este paso? Por un lado, para poder desarrollar los nuevos episodios VII-IX (y otras tres películas también anunciadas) sin verse coartados por el ingente material existente. Por otro, para buscar un continuidad total entre las películas y el resto del material: a partir de entonces, y partiendo del considerado canon oficial (Las seis películas previas y la serie The Clone Wars), todas los comics, libros, juegos o series de TV se enmarcarían en la misma continuidad, y todos ellos tendrían el mismo nivel de autenticidad del que antes sólo disponían la películas.

Fruto de este nuevo marco nos llega este Star Wars – A New Dawn, de título ya revelador en cuanto a sus intenciones de marcar el inicio del nuevo universo literario. Y lo hace aprovechando para describir a su vez algunos de los personajes que protagonizan la nueva serie de animación producida por Disney, Star Wars Rebels, con lo que queda de manifiesto esta intención de entretejer todos los elementos de la saga a partir de ahora.

Situada ocho años tras La Venganza de los Sith, la historia es una de las pocas vistas hasta ahora donde se nos muestra como sería la vida bajo el imperio de los ciudadanos de a pie. Lejos de presentar a un movimiento rebelde militarizado, el relato se centra en los primeros compases de este, y en como personas corrientes deben enfrentarse a un régimen opresor. Esto permite al autor retratar aspectos que hasta ahora habían pasado bastante desapercibidos, e introducir elementos de modernidad que no se atisban por motivos lógicos en las películas originales. Así, el control de la información por parte del Imperio jugará un papel fundamental en la trama, y también se nos mostrará el funcionamiento de la burocracia imperial y sus relaciones con Palpatine, mientras se sortea con habilidad el espinoso tema de la presencia de Jedis en esta época en que podríamos suponer que debían estar extinguidos.

Quizás mi mayor temor antes de leerlo era que, al estar basado en los personajes de un serie de animación, se revelase como una novela excesivamente infantil, temor que acabó siendo totalmente infundado: las acciones que se nos narran están a la altura de otros relatos de la saga, incluyendo algunas imágenes que seguramente por su crudeza no serían mostradas en una pantalla – aunque no nos engañemos, tampoco es que estemos ante el Ulises de Joyce. Nos queda al final un libro muy entretenido, en el que por primera vez en años podemos entrar sin tener un conocimiento más allá que el que nos han dado las películas sin sentirnos perdidos por la innumerable cantidad de referencias. Habrá que disfrutarlo mientras dure.