Empezar a leer una saga de fantasía épica que consta de siete libros (ocho en España por la división del último en dos partes) es algo que me da mucha pereza por la inversión de tiempo que supone, que obligará a dejar de lado otras lecturas apetecibles. En el caso que nos ocupa incluso llegué a leer los dos primeros volúmenes en una edición de Círculo de Lectores del año 2005, pero el hecho de que en aquel momento no estuviesen disponibles el resto de los libros me hizo abandonar la serie. Compré sin embargo los siguientes volúmenes según fueron editados y jugué a los juegos de PC que se situaban después de lo narrado en los libros (The Witcher y The Witcher II: Assasins of Kings). Sin embargo, algunos comentarios en esta entrada me han animado a reiniciar la lectura. Y me alegro de que así haya sido.
¿Qué tiene de especial este saga? A primera vista puede parecer que no mucho. Un típico mundo en que la magia está dejando paso a la civilización, con los humanos desplazando al resto de razas fantásticas. Un protagonista, Geralt, brujo de profesión, mezcla de mercenario, caballero andante y samurai sin señor que elimina a monstruos por dinero a la vez que es temido y repudiado a partes iguales por aquellos a los que está destinado a salvar. Para más inri es albino, y en las ilustraciones casi parece primo de Eric de Melniboné – o una reencarnación de este en otro plano del multiverso. Se diría por tanto que estamos ante el típico relato de fantasía épica que intenta acercarse a un público más adulto creando un personaje atormentado como estrella de la función, todo ello aderezado con las consiguientes dosis de sexo y violencia. Pero sólo lo parece.
Porque leyendo este primer volumen se ve que esta saga sí tiene algo de especial. La primera sorpresa es que se trata de una recopilación de relatos que habían sido publicados de forma independiente en la revista Fantastyka en los 80. De hecho, el segundo volumen, ‘La Espada del Destino’, tiene también el mismo formato, y no es hasta ‘La Sangre de los Elfos’ cuando tenemos una novela completa. Las historias se encuentran enlazadas por un débil hilo conductor, en forma de relato en que se intercalan, y en ellas vemos los diversos encargos a los que tiene que hacer frente Geralt y empezamos a intuir sus orígenes y profesión a la vez que entrevemos el mundo en que se desarrolla la acción, donde a los clásicos elfos o enanos se unen otros personajes como kikimoras o estriges, más propios de Europa Oriental.
Este origen como relatos independientes trae consigo que cada uno de ellos deba tener un interés propio, con su inicio, nudo y desenlace, lo que a su vez no permite que se realicen largas descripciones de la geografía, la política o historia del mundo en que se desarrolla la acción: sólo a través de fragmentos inconexos podemos empezar a hacernos una idea de la situación general. Lo mismo sucede con el protagonista, al que conoceremos a través de sus acciones, ya que muy poco sabemos de sus orígenes y de la orden a la que pertenece. Así leeremos sobre reinos en guerra unos con otros o sobre antiguas rencillas, pero siempre quedarán en segundo plano frente a la historia que se nos quiere contar en cada momento. El autor consigue con gran habilidad plantar sin que apenas nos demos cuenta numerosas semillas que podrán florecer en los tomos posteriores cuando pequeños hechos o personajes mencionados de pasada adquirieran gran importancia.
A su vez, toda la obra tiene un cierto tono irónico y parece burlarse en gran medida de los clichés más clásicos de la fantasía heróica, a lo que contribuye que muchas de las historias incluyan reimaginaciones, versiones oscuras o tergiversadas de cuentos clásicos como Rapunzel, La Bella y la Bestia o Blancanieves. Se consigue de esta manera relativizar en cierta forma la seriedad de todo lo narrado, hacer un guiño al lector para recordar que también las dramáticas peripecias del brujo no son más que otro relato. Porque no hay duda de que las aventuras de Geralt se mueven en un mundo de grises donde casi siempre hay que elegir el mal menor y las motivaciones de los personajes pueden enfrentar los que en otras circunstancias podrían haber sido los mejores amigos.
No puedo por tanto acabar esta reseña más que recomendando adentrarse en el mundo creado por Sapkowski, a la vez que espero poder en breve continuar descubriendo el resto de las aventuras del brujo de Rivia.
La Saga de Geralt de Rivia I: El Último Deseo
- Autores: Andrzej Sapkowski
- Editorial: Alamut
- Encuadernación: Rústica con solapas
- Páginas: 256
- Precio: 18,95 euros
Es verdad que cuando lees el primer libro cuesta asimilar un poco todo lo que plantea, porque como explicas, te presenta a Geralt a través de sus acciones, y no es hasta más tarde cuando ves como son precisamente esas acciones las que definen al personaje.
Si por algo destaca esta saga, más que por la historia en sí, es por los personajes. Y conforme más los conoces, más te sumerges en el libro y más ganas tienes de seguir leyendo sus aventuras aunque, como digo, no tanto por las aventuras en sí, sino por saber que les va a pasar y como van a afrontarlas.
Y obviamente, Geralt es el que da sentido a toda la historia ya que, como me parece que le recuerda alguna vez Yennefer e incluso como se da cuenta el propio Geralt, nada de lo que ocurre en los libros ocurriría si no fuera por como es.
Si bien no una obra maestra, si que es una saga muy recomendable y entretenida.
Tienes razón en la importancia de los personajes y como los va definiendo poco a poco. En ese sentido creo que ayuda el hecho de que las historias de este primer volumen sean «pequeñas» tanto en duración como en cuanto a que ninguna supone una gran historia épica de la que depende el destino del mundo, lo que permite centrarse en los protagonistas.
Tengo el gusto de haber leído todas sus entregas. Espectacular, quizás con el paso del tiempo la historia pierde un poco de ritmo, pero sin duda Geralt junto a todos sus personajes, ha sido una de las novelas mas entretenidas y diferentes que he leído. Respecto a los personajes… como no acordarme de Cirilla, Yennefer o el gran Jaskier. Por supuesto, sus grandes juegos completan la experiencia.
Sólo leí el primero (leo poca fantasía épica) y me gustó por el personaje, los diálogos, el ritmo y la ironía. Entretiene y divierte, y mucho, lo que no es nada fácil.