Probablemente me equivoque, pero creo que la caja de los truenos se abrió con ‘Batman. Black and white’. Un compendio de historias cuyos único nexo de unión era, amén de estar dedicadas al hombre murciélago, su monocromía, perfecto reflejo de un personaje con tantas luces como sombras. Esta corriente daría un paso más hacia la bicromia, uniéndose dentro de la casa madre del cruzado de la capa alguno más como el aún reciente ‘Harley Quinn: blanco, negro y rojo’ o ‘Superman: rojo y azul‘ y, en el otro lado del espejo, bajo el subtítulo blanco, negro y sangre volúmenes dedicados a personajes como Matanza, Deadpool o Lobezno. La mujer maravilla se une al club con un nuevo color, el dorado. El título no puede ser otro que ‘Wonder Woman: Black and gold‘.
No hace mucho Wonder Woman nos deleitó, con ocasión de su aniversario, con dos volúmenes que reunían historias clásicas por un lado y creadas para la ocasión por otro. Las presentes en este cómic no desentonarían en ninguno de los dos, y como pasaba en aquéllos, encontramos una selección irregular. Jugando con un dorado que oscila en un espectro que va del amarillo al marrón en ella nos sorprende entre la gran variedad de autores de la casa el nombre de autores tan clásicos como Kurt Busiek o Kevin Maguire, en unas historietas cuyo estilo va del caricaturesco al coqueteo con el hiperrealismo. Y entre sus páginas, historias que no presentan una Diana, sino muchas Dianas: la heroína, la hija, la amiga, la niña (como en esa aventura de iniciación que es Pies de arcilla), la espía, la diosa mitológica, la miembro de la liga de la justicia y hasta una Wonder Woman en plan kaiju como la que encontramos en ‘El ataque de la Wonder Woman de 17 metros’.
Wonder Woman llega en este volumen arropada por un buen puñado de viejos conocidos como Etta Candy o Hipólita, e incluso de su avión invisible, pero en todo momento destaca como personaje central de un microcosmos empoderador contagioso que anima a las nuevas generaciones a ser las heroínas de su propia historia como la joven protagonista de ‘Increíble’. Una figura que no se queda en su torre de marfil, aunque algunas de sus aventuras más recientes en su serie regular la hayan transportado al mundo del panteón nórdico y clásico, pero que como buena heroína no renuncia jamás a su papel como defensora de la humanidad.
‘Wonder Woman: Black and gold’ se mueve entre la intrascendencia heroica y la comedia, entre el drama familiar y la exaltación de sentimientos. Con el pecado de casi la totalidad de antologías dedicadas a superhéroes de no destacar particularmente ni para bien ni para mal en su variedad este volumen resulta una auténtica golosina para los devotos de Diana Prince, quizás no tanto para aquellos no tan aficionados que, sin embargo, aunque probablemente no se sientan tan cautivados por buena parte de sus tramas, sí lo harán por gran parte de la labor de sus dibujantes, rematando el volumen con una envidiable galería de portadas.
Wonder Woman, aún en un tomo como este que no constituye particularmente un imán para nuevos lectores, se revela aquí una vez más como un personaje solvente que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos con corazón y valentía. Pocos colores se me pueden ocurrir más adecuados para ella como este que refleja tanto su pasado como su futuro: dorado.
Wonder Woman. Black and Gold
- Autores: VVAA
- Editorial: ECC Ediciones
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 272 páginas
- Precio: 30 euros