'Orgullo', de Supermanes, Wonder Womans y chiques maravilla

Siento ser yo la que lo diga, y es mejor arrancar la espina lo antes posible, pero durante años (y lo que queda), hablar de DC y homesexualidad ha sido hacer el chiste malo sobre cierto cruzado de la capa y un tal chico maravilla que no se atrevía a salir del bat-armario. Por suerte, aunque sea poco a poco, y superando las chanzas zafias (así pasa el tiempo), muchos personajes de la casa madre de Batman han reivindicado su sexualidad con entereza y normalización, como Batwoman, The Question o esa Harley Quinn que superó la ruptura con su pastelito en los brazos de Hiedra venenosa. En honor de estos y unos cuantos más ECC presenta ‘Orgullo’, una antología cuyo título no necesita explicaciones.

Kate Kane, Renée Montoya y la inefable Harleen son quizás los nombres más familiares que se unen a la fiesta, amén de algún viejo conocido como John Constantine, Midnighter (aunque echemos de menos a su pareja, Apollo) Aqualad o el Green Lantern original, pero llama la atención la incorporación de personajes mucho menos conocidos para el gran público como Soñadora, Canario Blanco o Trueno, personajes más populares por sus apariciones en las diversas series televisivas del universo DC como ‘Arrow‘ o ‘Supergirl‘ que por sus apariciones en los cómics propiamente dichas (algo que, debido a esa serie de entrevistas con los intérpretes que los encarnan al final del tomo, deja más el gusto amargo de una concesión publicitaria que otra cosa), y que para más de uno pueden resultar un nuevo descubrimiento.

Como todo lector veterano sospecha, ‘Orgullo’, en su calidad de antología, resulta un conjunto irregular, destacando algunas historias sobre otras como ‘El otro lado del espejo’, un viaje a la psique de Batwoman o la fresca ‘¿Qué se lleva a una segunda cita?’. Un tomo rico en escenas de acción en el que no faltan los momentos intimistas que justifican su inclusión en el volumen (así como la celebración propiamente dicha en una historia que acabará reuniendo a un buen número de héroes y heroínas). Aunque a pesar de sus buenas intenciones y de la siempre necesaria reivindicación de la visibilidad y de la igualdad no se trata de una obra que crean afición, aunque, de no conocerlos, sí pueden despertar la curiosidad de más de un lector por alguno de sus protagonistas.

Propuestas como este ‘Orgullo’ siempre son bienvenidas. Cómics así suponen un paso adelante en cuanto a la diversidad que durante mucho tiempo se ha negado y puedan crear un sentimiento de identificación y normalización en más de un lector adolescente. Pero a pesar de alguna historia que conquista y un buen nivel general de dibujo, aún destacando algunas piezas más que otras (y para postre una hermosa galería de portadas que incluye varios iconos de la casa con la bandera multicolor), ‘Orgullo’ no acaba de dar el pecho a pesar de unos personajes que pueden dar mucho juego. Un cómic sensible, pero no imprescindible