No voy a caer en esa vieja polémica sin resolución sobre «Si a alguien le gusta los perros no puede ser mala persona» (con el listo de turno que saca a colación el clásico «pues a Hitler le gustaban los perros» incluido) pero hablar de la relación entre el ser humano y su mejor amigo es complicado. ‘Stray dogs’ es una de esas historias de caninos y hombres, solo que no es la típica historia de amor entre un perro y humano, ni siquiera el típico alegato animalista con buenas dosis de empatía. Es una historia cruda, brutal y oscura, solo que sus peludos protagonistas no desentonarian en una película de dibujos animados para toda la familia. Un cóctel tan potente como arriesgado.
Esta no es una obra para niños. La trama arranca con la llegada de una perrita a una nueva casa. Tímida y algo asustadiza Sophie, una pequeña papillón, es recibida por toda una manada a la que parece encantarle su nueva incorporación. Y su nuevo hogar tampoco desmerece: una casa grande, con un patio trasero en el que poder jugar con libertad, comida abundante y un dueño que se preocupa por ellos. Pero en este presunto paraíso acecha una sombra. Como sutilmente nos cuentan en sus primeras páginas, visita al veterinario mediante, los perros, aparte de órdenes y poco más, son incapaces de forjar una memoria a largo plazo propiamente dichos, pero Sophie sin embargo va a empezar a recordar que antes de llegar aquí tenía un ama que le quería y que algo terrible le ocurrió, aunque sus recuerdos no den más de sí. ‘Stray dogs’ se convierte así en un thriller que aúna los tópicos de los personajes con amnesia con toda una trama detectivesca, lejos a pesar de sus protagonistas de esas investigaciones por parte de animales antropomorfos que hemos encontrado en cómics como ‘Blacksad‘ o películas como ‘Zootropolis‘ o ‘Basil el ratón superdetective‘, y que consigue mantener la tensión en el lector durante la totalidad de sus páginas.
Pero el buen ritmo de la historia, llena de giros sorprendentes (no haré spoilers aquí), y sin renunciar a escenas de gran crudeza, no es lo único reseñable de una obra que genera tal adicción que se lee de un plumazo. Su apartado visual, que choca notablemente con su argumento, es simplemente delicioso. Unos personajes de notable herencia cartoon, cuyo diseño los hermana a los de cintas como ‘101 dálmatas‘ o ‘La dama y el vagabundo‘, que se suman a esa tradición no escrita de no presentar el rostro de los humanos (bueno, el rostro de alguno si se ve de refilón, pero las gafas nos niegan la posibilidad de verles los ojos) pueblan unas páginas impecables con un estilo engañosamente infantil. Una delicia que constituye un envoltorio chocante pero que no nos saca en absoluto de su siniestro guión.
El tomo publicado por Norma añade a los cinco números de la miniserie los dos de días de perro, una suerte de precuela que nos acerca a las vidas de los cánidos antes de la llegada de Shopie (escalofriante la del veterano Imogene), y las portadas originales. Quizás estas sean el apartado más llamativo del volumen, sumando a las cubiertas más típicas una serie que versiona carteles emblemáticos del cine de terror como ‘El silencio de los corderos‘, ‘Scream‘ o ‘Aullidos‘ añadiendo a Sophie y sus compañeros y que constituyen el mejor remate de esta cuidada publicación.
‘Stray dogs’ es breve pero intenso, de esos cómics que llama la atención por su dibujo pero conquista con una trama que emociona y sorprende. Simplemente para amantes de los buenas historias…y bueno, también de las historias con perro, por qué no. Para tener buen gusto ser buena o mala persona es irrelevante: lo vais a disfrutar.
Stray Dogs
- Autores: Tony Fleecs y Trish Forstner
- Editorial: Norma Editorial
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 240 páginas
- Precio: 27 euros