Después de habernos regalado —porque, seamos francos, fueron sendos regalos de aúpa— el integral de ‘Torpedo 1936’ y aquél que recogía los relatos de Luca Torelli aparecidos en la revista Playboy, Panini continua en la progresiva y aparente consecución de recuperar toda la producción de uno de los más grandes artistas que ha dado el medio en nuestro país en ediciones con las que engalanar la tebeoteca. Desconocemos si de aquí a un año, la editorial rematará la faena con un cuarto volumen en el que se recojan ‘Custer’, ‘Kraken’, ‘Light & Bold’ y ‘Sarvan’; y aún más, si existiría la posibilidad, por muy remota que fuera, de que puestos a recopilar, pudiéramos ver alguna vez bajo unas mismas tapas las aventuras de ‘Andrax’ e incluso —¿por qué no?— el ‘Ivanpiire’. Pero mientras eso sucede o no, mejor quedarse con los pies en la tierra, dejarse de anhelos y atender a la rotunda realidad que es el ‘Serie Negra’ al que hoy dedicamos esta prolongada entrada en Fancueva. Y si alguno se está preguntando el por qué de la extensión del texto que sigue a continuación, la respuesta es muy simple y tiene nombre y apellidos: Jordi Bernet.
Tanta atención merece el artista catalán que, de hecho, lo que vayamos a arrojar aquí sobre ‘Historias negras’, ‘Snake’, ‘La naturaleza de la bestia’ y ‘De vuelta a casa’ es probable que no haga justicia real a lo que supone acercarse a las páginas de esta bestia del noveno arte español y dar cuenta del asombroso control que Bernet tiene desde tiempos inmemoriales sobre los mecanismos internos que articulan la narrativa secuenciada. Y aún diría más. Si con las líneas hasta ahora redactadas se os ha suscitado ya la suficiente curiosidad como para desembolsar 35 de los euros que mejor podréis invertir de aquí a final de éste año —porque sois de los que pensáis que la lectura es una inversión, ¿verdaaaaaaaad?— os insto a que detengáis aquí vuestra atención sobre éste texto, vayáis a comprar ‘Serie negra’, deis buena cuenta de él y volváis sobre estas líneas en unos días. Si sois de aquellos que ya habéis consumido las historias aquí incluidas o necesitáis algún incentivo con más enjundia que una efusiva recomendación, os dejo a continuación tal cuales, con los textos que un día, hace ya bastantes años, escribí sobre tres de las historias que Panini ha recuperado para la ocasión a los que añado las impresiones revisadas acerca de ‘La naturaleza de la bestia’.
‘Historias negras’, oscuras como el carbón cabrón más puro
De todos sus años trabajando juntos o por separado en este mundillo de la historieta del trabajo de Abulí y Bernet han ido saltando como oscuras esquirlas cortantes y sucias estas ‘Historias Negras’ que no tuvieron cabida en su día mas que en fenecidas revistas, hasta que se agruparon en un tomo llamado ‘Mr. Monster’, si no agotado, al borde de la extinción. Y ahora —aclaro, el «ahora» de hace seis años— para goce y disfrute de todo buen comiquero Glenat agrupa (bueno, reagrupa en un nuevo formato más económico) estas 23 historias, sacadas en tapa dura y en tapa blanda, hechas a lo largo de 15 años, que oscilan de la ironía más «hijadeputa» a la sordidez más bastarda, extrayendo al lado negro y sombrío que todas las cosas, llámese amor, llámese infancia, llámese éxito, tienen, pero todas con un sutil toque poético canalla destilado como el autentico whisky de los tramperos de las Montañas Rocosas.
Todas tienen un chispazo de humor que te hace sacar alguna carcajada de esas secas y amargas como pasa en la historia ‘Little’ o en la de ‘Curvo e Infinito’, incluso alguna hay que guarda una pizca de humanidad y optimismo como es la historia de ‘Missisippi River’, crudo espejismo ante las dos últimas que cierran el libro, ‘Por encima de todas las cosas’ y ‘El Coleccionista’, un cura estrangulando a un moribundo y un asesino lunático que no se ha guardado la ultima bala para suicidarse después de aniquilar una cafetería atestada de gente. Pero nada hay más doloroso que la historia con la que se abre este libro, llamada ‘La Venganza’, donde vemos la lujuriosa, triste y cruel vendetta que se toma una bella viuda. Salvo tres o cuatro historias un poco insulsas, el resto guardan un brillo, que recuerda al de las navajas antes de penetrar en la carne.
Del dibujo del maestro Bernet poco hay que decir, su blanco y negro por todos es conocido, y es ya parte de la historia de comic español. En sus historias se prima más la planificación y la capacidad narrativa que el dibujo en sí. Como también pasa lo mismo con los guiones de ese otro maestro que es Enrique Sánchez Abulí, ingeniosos y ocurrentes, sus juegos de palabras son impagables, y con un toque rufianesco, con frases como: “se de basuras que huelen bien» o «qué es el morbo sino un amor contrariado”. Se nota a la legua como se complementan los dos y, sí amigos, estos tíos saben de qué va la vida y nosotros tenemos la suerte de poder leer su opinión y criterio sobre esa malnacida.
Gracias, Toni
‘Snake. «Por un puñado de dólares»‘, tito Clint estaría orgulloso
Haciendo gala de ese sentido del humor negro negrísimo que siempre lo ha caracterizado, Abulí desembarca aquí en el western para contarnos la historia de Snake, un pistolero de esos chungos que Clint Eastwood supo retratar tan bien en tantas ocasiones en la gran pantalla —el personaje recuerda por su fisionomía de forma inmediata al actor del Jinete Pálido—, a través de varias historias cortas entrelazadas con un atisbo de continuidad que fueron publicadas previamente en el país vecino en la revista ‘L’Echo des Savanes’.
Sin ser nada del otro mundo, no podemos hablar aquí de un trabajo seminal, el guión de Abulí consigue dos objetivos muy claros: primero, pintar un Oeste americano sucio, mugriento, con personajes deleznables —incluido el propio protagonista, quizás el más deleznable de todos— y más cercano al spaghetti western que a lo que John Ford nos legó en su filmografía; segundo, conseguir un tebeo la mar de ameno que, sabedor de su intrascendencia, se aprovecha de ella para arrancar cuantas más carcajadas mejor del lector, algo que es más que palpable en ese personaje llamado Pancho con el que se abre y se cierra el volumen, simplemente antológico.
Del dibujo de Bernet cualquier cosa que se diga, no hará más que redundar hasta la saciedad en lo GRANDE que es el artista español, y en reiterar una, y otra (y otra) vez su dominio del claroscuro, la facilidad con la que es capaz de pasar del dibujo dramático a la caricatura cómica poniéndose siempre en todo momento al servicio de los guiones, cómo dibuja a las mujeres y lo bien que caracteriza a todos sus personajes en general; su inmensa capacidad narrativa aún manteniéndose en los confines de una estructura convencional de viñetas…en fin, que, básicamente, todo lo que salga del lápiz del artista catalán cuenta (y contará en un futuro) con el mayor de mis beneplácitos. ¿Que ello hace que la valoración de sus cómics sea poco objetiva?, pues bien, ¿quién dijo que la apreciación personal del arte no es subjetiva?.
‘La naturaleza de la bestia’, todo por amor…y sexo, claro está
Comparada con todo aquello por lo que se deja acompañar en las cerca de cuatrocientas páginas que componen el presente volumen, quizás ‘La naturaleza de la bestia’ sea la lectura de calado más tímido en lo que a guión se refiere de cuanto queda contenido en ‘Serie negra’. Ahora bien, considerando la altura en la que rayan las dos cabeceras previas y lo descacharrante de la que cierra la entrada, tal afirmación es del mismo calibre que decir que ‘Indiana Jones y el templo maldito’ es la más floja de las tres películas protagonizadas por el famoso arqueólogo —y sí, son tres, la cuarta no existe—. En otras palabras, que incluso en la construcción de un relato que se apoya en lugares muy comunes del género negro y que salvo por sus burradas finales discurre por territorios bastante arquetípicos, Abulí está a mucha distancia de lo que otros autores serían capaces de extraer de la premisa de partida a partir de la que se desarrolla esta historia de amores fatales, mujeres aún más fatales y hombres dispuestos a hacer lo que sea por ellas.
Eso sí, por muy limitada que sea la originalidad de lo que aquí podemos encontrar, no es limitado el epíteto que cabría aplicar a la suma eficacia con la que discurre la acción de unas páginas que, por supuesto, encuentran en Bernet un superlativo valedor de todo lo que se plantea desde el guión. Coloreadas en la edición de Glenat, es de agradecer que, para una mejor apreciación de los asombrosos claroscuros de Bernet y para reforzar la semblanza «negra» derivada del título, Panini reproduzca aquí las páginas en la supina desnudez de su blanco y negro; una decisión que nos permite apreciar, como en el resto del tomo, las increíbles habilidades del artista para plasmar en viñetas lo que sea y hacerlo de tal manera que resulte imposible imaginar a cualquier otro en tales lides.
‘De vuelta a casa’, ciencia-ficción a lo Abulí
Una gamberrada. Así de simple y así de fácil. Eso es lo que Abulí y Bernet ponen en pie en ‘De Vuelta a Casa’, un tebeo que no se aleja mucho de los postulados que ambos autores trabajaban en ‘Historias Negras’, esto es: humor muy negro —cáustico, cínico y salvaje si quieren algún calificativo más—, carácter episódico, aunque aquí no se trate de historias independientes sino de una misma trama argumental dividida en varios capítulos con una semblanza de continuidad, personajes extremos, situaciones más extremas aún y el arte de Bernet como elemento aglutinador y compactador del conjunto.
La historia de ‘De Vuelta a Casa’, situada en un lejano futuro, bien podía haber tenido lugar en nuestra actualidad, cambiando a esa prisión estelar tan lejana a nuestro orbe, por cualquier cárcel. Teniendo en cuenta esto, no resulta extraño que todo lo que Abulí nos narra en las sesenta y dos páginas del volumen nos sea extrañamente familiar. Argumentalmente, el tebeo no tiene mucha enjundia: varios presos que desean volver a la Tierra y librarse así de sus sendas cadenas perpetuas aprovechan la visita de unos incautos extraterrestres al planeta prisión donde se encuentran para matarlos y robar su nave espacial, poniéndola en rumbo hacia su hogar.
Preguntarse cómo unos criminales convictos sin experiencia en pilotar y mucho menos en navegación estelar son capaces de llegar a la Tierra en un platillo volante es algo que carece de sentido si se quiere entrar en el juego que plantea Abulí. Uno lleno de ironía y mala baba en el que el guionista de ‘Torpedo’, junto con su dibujante fetiche —que una vez más nos regala un arte narrativo alucinante, con sus magníficos juegos de luces y sombras, esos personajes tan bien caracterizados y esas mujeres imposibles— plantea la típica historia coral en la que el personaje más inesperado es el que termina dando la sorpresa más agradable al lector, siendo a este respecto esas últimas viñetas alternadas las que mejor reflejan desde ese humor sangrante que tanto gusta a guionista y dibujante la tremenda y bien confeccionada broma que es esta obra.
Serie negra
- Autores: Enrique Sánchez Abulí & Jordi Bernet
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 384 páginas
- Precio: 35 euros