Más de una década ha transcurrido ya desde que la Planeta DeAgostini de entonces abriera una breve colección dedicada a Horacio Altuna con ‘Las puertitas del señor López‘, una edición completa de la OBRA MAESTRA firmada por el legendario artista y el no menos mítico Carlos Trillo que reunía, bajo una sola encuadernación, los dos álbumes publicados por Toutain a mediados de los años 80 que, de poder encontrarse, se hacía a un precio disparatado —una tónica bastante común cuando nos referimos al catálogo de la añorada editorial catalana, sobre todo en lo que se refiere a los volúmenes que ésta dedicó a Richard Corben—: recibido con los brazos abiertos por cuanto lector se había acercado a alguno de ellos o a la obra en general de Trillo y/o Altuna, el álbum de Planeta traía consigo cierta polémica por algunas páginas sensiblemente desenfocadas o con las manchas de negros tan sobresaturadas que se comían las tintas. Eran pocas, cuidado, pero suficientes para levantar alguna airada voz.
Unas voces que han vuelto a expresar su disconformidad para la espléndida edición con la que Astiberri ha vuelto a incidir en la obra de Trillo y Altuna tras traernos, hace cuatro años, ese «clásico imperturbable» que este redactor veía en ‘El último recreo‘ y, hace dos, ese otro GRAN clásico que es ‘Charlie Moon‘; arremetiendo en esta ocasión en contra de la decisión de los responsables de la editorial bilbaína de rehacer parte de los textos de la obra que hoy nos ocupa para eliminar giros y modismos argentinos y hacer así más asequible esta maravillosa cumbre del noveno arte al lector español. Que conste que, con respecto a las versiones originales soy un purista recalcitrante que, si conoce el idioma, prefiere leerlo tal y como fue concebido—tanto es así que, como habréis podido ver los que nos sigáis en Twitter, he comenzado a sustituir de manera sistemática toda mi tebeoteca francobelga en español por sus contrapartidas en francés— pero, en este caso que nos ocupa, entiendo la decisión de Astiberri de la nueva «traducción» por cuanto, como también pasaba mucho con ‘Mafalda‘, el desconocimiento del argentino hacía que se perdieran muchas de las maravillosas sutilezas que Quino introducía en su inmortal personaje.
Ahora bien, ¿es de tanta gravedad el problema que nos impida apreciar en toda su inmensa GRANDEZA lo que Trillo y Altuna plantean en esta más que IMPRESCINDIBLE obra? Sinceramente, no. Estamos hablando de palabras sueltas, a lo sumo expresiones de dos o tres vocablos que, llevados al castellano, no separan ni un ápice esta nueva revisión a ‘Las puertitas del señor López’ de las muchas que, a lo largo de esta última década hemos podido hacer del rico e ingenioso imaginario que construían aquí los autores argentinos. De hecho, como la separación es, en mi humilde opinión, nimia a lo sumo, voy a atreverme a recuperar las líneas que le dedicara al álbum de Planeta en su momento a sabiendas de que, aún revestidas de cierta bisoñez en su construcción, reflejan a la perfección lo mucho que mi yo de hace una década se vio arrebatado por tan superlativas páginas. Con él os dejo avisándoos de que he eliminado los primeros párrafos y sólo incluyo el texto a partir de lo que concierne de forma expresa a este tebeo fundamental.
Lo que no defrauda en absoluto es el trabajo tanto de Carlos Trillo como de Horacio Altuna, y la verdad es que me veo en un brete para decidir por dónde empezar a comentar tan magna labor. Quizás porque sea más sencillo, me atreveré primero con el dibujo de Altuna, de una calidad descomunal y una imaginación soberbia. El argentino responde de forma directa a lo que su compatriota va exigiendo en cada guión, dando lo mejor de sí mismo para cada historia de cinco páginas: estructuradas de forma independiente, las pequeñas píldoras que componen el volumen dan lugar a que el artista se luzca a placer, utilizando desde su característico trazo, a caballo entre la caricatura y el realismo, a otros acabados en los que da paso a un dibujo cercano al fotorealismo siendo maravillosas, a este respecto, la historia en la que emula a la mítica ‘Casablanca’ de Curtiz, o aquellas en las que hacen aparición personajes históricos como Gardel o Napoléon.
Y si el trabajo de Altuna juega en una liga diferente, el de Trillo es, directamente, de otro planeta. De lo poco que le había leido al guionista argentino, todo me había dejado una sensación satisfactoria, pero usar este calificativo para describir lo que el guionista consigue en ‘Las ‘puertitas…’ es quedarse muy, muy corto. De entrada, y al igual que le pasa al dibujante, Trillo encuentra un auténtico polvorín en la menuda estructura de cinco páginas por historia con la que se caracteriza al tebeo. Al trabajar con los mismos personajes, perfectamente caracterizados desde su primera aparición por el magistral coqueteo del guionista con ciertos estereotipos (el marido y trabajador pusilánime, la mujer dominante, el típico jefe), la atención del lector se centra en cada uno de los capítulos en un intenso juego en el que se traspasa la cuarta dimensión para introducirnos directamente en lo que el escritor imagina en cada momento.
Cierto es que la práctica totalidad de las historias que conforman el magnífico fresco imaginado por la pareja de artistas responde a un momento, la década de los setenta, un lugar, Argentina, y una situación, el régimen del Proceso de Reorganización Nacional; pero no es menos cierto que el mensaje universal que esconden las páginas de ‘Las puertitas…’ es uno que no tiene fecha de caducidad ni aplicación geográfica: temas como la libertad de expresión, el sentirse esclavo de un sistema del que poco conocemos, cómo los gobiernos y medios de comunicación nos lavan el cerebro, el inconformismo ante la burocracia y sus mecanismos…todos estos y muchos más son de tal rabiosa actualidad que resulta asombroso constatar que es este un tebeo pergeñado hace ya tres décadas.
Mucho me dejo por el camino (hay dos o tres historias que serían merecedoras de una reseña sólo para ellas, cómo esa de las nubes de pensamiento) pero es que es más lo que se puede obtener de una lectura que, ante todo, es un gañido a la libertad en un momento en que cualquier grito era ahogado desde lo más alto. Sólo por eso, por la valentía que tantos demostraron cuando los poderes fácticos querían criar cobardes, valdría la pena adquirir y devorar este volumen. Pero como ya digo, hay mucho más, tanto como la imaginación permita elucubrar cuando abrimos una puerta…
Las puertitas del señor López
- Autores: Carlos Trillo y Horacio Altuna
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 200 páginas
- Precio: 23 euros