'Sammy 1970-1972', chispa y humor

Chicago. Años 20. Época de mafiosos, de tiroteos con Thompsons escupiendo fuego, de Al Capone, Frank Nitti, Elliot Ness y sus intocables, prohibiciones de alcohol y humor, mucho humor. ¡Un momento! ¿Humor? ¿En serio? Pues sí, humor, al menos eso es lo que Raoul Cauvin y Berck encontraban en tan convulsa épica de la historia estadounidense del siglo pasado cuando, en 1970, parían ‘Sammy‘, otra de esas cabeceras que se dejaron ver a lo largo de los 80 en la mítica revista ‘Fuera Borda‘ y que Dolmen recupera en un volumen presto a hacer las delicias de los que disfrutamos brevemente de ella hace casi 40 años…o de aquellos nuevos lectores que quieran pasar ratos la mar de entretenidos con las locas andanzas de su protagonista, un guardaespaldas de una agencia que no tiene escrúpulos ninguno para dejarse contratar por quien sea, esté o no en el lado correcto de la ley.

Con un Berck que ya en la ilustración de portada deja entrever, y mucho, cuál es su mayor influencia —la de André Franquin, claro, cuya alargada sombra se dejaba notar en casi cualquier punto de la geografía francobelga de aquella época—, el apunte más curioso que podemos hacer sobre ‘Sammy’ más allá de su espléndido, alocado y muy violento sentido del humor —una violencia, perded cuidado, entendida como lo haría nuestro Ibáñez en ‘Mortadelo y Filemón‘— es que las historias que conforman este primer volumen no se atienen a una extensión estándar de 48-56 páginas, sino que se quedan en unas cómodas 22 planchas que, lejos de no permitir respirar correctamente a las ideas de Cauvin, ayudan al futuro guionista de ‘Spirou y Fantasio‘ a destilar en la mitad de espacio lo que otras cabeceras hacen en el doble.

El resultado son unas aventuras que, como os podréis imaginar, dejan poco o ningún respiro al lector y que, unidas bajo las 160 páginas del volumen que nos presenta Dolmen, casi nos fuerzan leerlas de una sentada por lo cortas que se nos antojan de manera individual. Será cuestión de cada uno, claro está, el valorar si esto es la ventaja que nosotros afirmamos o si, por el contrario, tan breve extensión juega en contra de la sana intención de entretener que caracteriza a todo el conjunto y que encuentra, en las constantes puyas entre los personajes principales, motivo constante para la risa. Insistimos, para nosotros ha resultado, sin lugar a dudas, un acierto en el centro de la diana de la colección Fuera Borda.