Sabeis, si lleváis ya tiempo leyéndonos, de mi especial debilidad por Zidrou —y si no lleváis tiempo leyéndonos, acabo de revelaros mi especial debilidad por el guionista. Salvo muy contadas instancias que, por razones que no vienen al caso, he tenido que dejar pasar, todo lo que Benoît Drousie ha escrito en las dos últimas décadas ha sido devorado siempre con suma expectación. Y si bien de ese todo no TODO ha logrado calar con la misma intensidad, es incuestionable que MUCHO forma parte de mis lecturas favoritas europeas de este siglo. Tranquilos, no voy a enumerarlas. Os dejo a vosotros la labor, si queréis llevarla a cabo, de convertiros en ratones de biblioteca, hurgar en las tripas de Fancueva y dar con aquellos proyectos que, con su nombre en portada, deberíais considerar como incorporación obligada a vuestra tebeoteca.
Personalidad prolífica donde las haya, Zidrou es al mercado francobelga como Jeff Lemire al estadounidense, esto es, no hay año en el que no aparezcan, mínimo, tres o cuatro proyectos nuevos que añadir a una tebeografía que no cesa en su empeño de crecer. ‘Hollywoodland‘, nombre original de la meca del cine, es lo último que, por ahora, hemos podido disfrutarle, una fábula de esas que el escritor gusta tanto en cultivar que, en torno al séptimo arte, se acerca al mismo escarbando en las entrañas de su época dorada, esa que tantas y tantas veces hemos visto plasmada en la gran pantalla de tantas y tantas formas, ya sea asomándose desde el romanticismo de lo que significa contar una historia a veinticuatro fotogramas por segundo, ya, como hiciera ‘Babylon‘, desde las miserias más escatológicas de este arte que tan enamorados nos ha tenido desde siempre. Zidrou opta por una visión más cercana al filme de Damien Chazelle que al ‘Cantando bajo la lluvia‘ de Stanley Donen, aunque algo hay de aquél maravilloso musical en las maneras en que el escritor nos aproxima a veinte relatos entrecruzados de sueños que se hacen realidad y no en este barrio de Los Ángeles.
En este telar de pequeñas historias que Zidrou teje, se deja entrever algo muy evidente —al menos a este redactor se lo parece— y eso es que las formas del guionista funcionan mejor cuando tienen por delante un elenco y un relato en el que poder respirar con espacio suficiente para provocar lo que siempre han hecho sus mejores obras: que nos rindamos ante el genio con el que llega a nuestros corazones. Dicho de otra manera, al comprimir en píldoras de dispar longitud su aproximación a lo que se supone es la esencia del séptimo arte, Zidrou no conecta de igual forma con el lector. Sí, todo el volumen rezuma simpatía por los cuatro costados. Sí, aquí y allá vemos claramente el sello del francés. Sí, hay instantes que atesoran ese enorme calor que caracteriza a sus mejores creaciones. Y, sí, como en éstas, el guionista se deja acompañar de un dibujo, el de Maltaite —que recuerda poderosamente a Bruno Gazzotti— que es una gozada. Pero, como decimos, echamos en falta, no una mayor compacidad, que la tiene, sino una historia con un único foco y con una intención que pase de señalar que la fábrica de sueños no siempre produce lo que uno desea de ella, un mensaje algo manido que ya hemos visto incontables veces en otras tantas producciones cinematográficas. Cierto es que, encontrarlo en viñetas es algo que se agradece y que ‘Hollywoodland’ se alza como una lectura notable pero, cuando se trata de Zidrou, ya no nos conformamos con menos que el sobresaliente. Exigentes que somos.
Hollywoodland
- Autores:Zidrou y Maltaite
- Editorial: Dolmen
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 120 páginas
- Precio: 28.90 euros
- Amazon Prime Video (Video on Demand)
- Adrien Brody, Diane Lane, Ben Affleck (Actors)
- Allen Coulter (Director) - Paul Bernbaum (Writer) - Glenn Williamson (Producer)