COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

Doblete con Fuera Borda

Con 105 volúmenes acumulados en su recorrido —incluyendo en dicha cifra los dos que hoy nos ocupan— es de recibo, antes que nada, aplaudir la constancia de Dolmen en el preciso rescate que, desde el nacimiento de la colección Fuera Borda allá por 2013, lleva haciendo de este enorme rincón de la infancia de muchos de los lectores que ya casi rallamos en la cincuentena y que crecimos rodeados por las viñetas que la mítica revista del mismo nombre publicada por la extinta editorial Sarpe, nos ofreciera allá por mediados de los ochenta. Bien es cierto que una mirada al ya considerable catálogo de lo que esta colección propone deja claro que tiempo ha se trascendió lo que tuvo cabida en los 50 números que compusieron la breve pero intensa vida que conoció la revista a la que debe su nombre y que, bajo esa perspectiva, resultan aún más encomiables las decisiones de la editorial mallorquí a la hora de elegir las cabeceras que pueblan un recorrido sin par por una porción cada vez más considerable e inédita del mapa de la producción francobelga e incluso holandesa, que ahí está esa maravillosa ‘Bermudillo‘— de los años 60, 70 y 80. Vaya pues nuestra enhorabuena para las gentes de Dolmen y nuestro deseo de que esta colección continue por muchos años y siga trayéndonos tesoros conocidos o, sobre todo, por conocer.

Las dos cabeceras que hoy nos ocupan entran dentro de las última categoría si a la revista Fuera Borda nos referimos, puesto que ninguna de las dos vio la luz en sus páginas por más que, de haber continuado el proyecto, cabe pensar que así hubiera sido, quizá con más ahínco si miramos a ‘Los Centauros‘ por aquello de que Pierre Seron formó parte de la publicación desde su primer número gracias a ‘Los hombrecitos‘, pero no cabe duda de que el espíritu juguetón y humorístico con el que Raoul Cauvin y Berck caracterizan a ‘Sammy‘ hubiera casado a la perfección con el perpetuo tono de desenfado que caracterizaron a aquellas variadas páginas publicadas entre 1984 y 1985. De ambas colecciones ya hablamos, en su momento, con la aparición del primero de sus volúmenes, de ‘Los Centauros’, hace pocos meses, cuando finalizaba el 2022 y de ‘Sammy’ allá por mediados del mismo año. Pero lo cierto es que, ahora que hemos podido dar cuenta de su segunda y tercera entrega, respectivamente, hemos encontrado más de lo que esperábamos en las aventuras de Ulises, Aurora, Sammy y su jefe, el temperamental señor Attaway.

Si centramos nuestra atención en la creación a la que, como dijimos en su momento, más cariño tuvo Pierre Seron mucho más que el que llegaría a profesar a ese longevo éxito suyo que fueron ‘Los hombrecitos’, y aún a sabiendas de lo truncado de su recorrido y lo accidentado de su publicación, nos ha sorprendido muy gratamente la primera de las tres aventuras completas que Dolmen incluye en este segundo y último integral: pegando su discurso al de ‘La Odisea‘ de Homero, y en esa idea que acompañará a los dos centauros protagonistas de eterna búsqueda de la puerta que los devuelva al Olimpo del que fueron expulsados, Seron mueve a sus dos personajes por lugares extraídos directamente de la obra del dramaturgo griego como la isla de Circe, la aparición de Polifemo curioso el recurso que, explicado desde la amabilidad hacia el público entre infantil y juvenil que fuera potencial lector de la cabecera, sirve para explicar la ceguera del gigante cíclope o, por supuesto, la inclusión del mismísimo Ulises y su amada Penélope.

No contento con esto, el artista incluirá en los otros dos álbumes que completan el volumen las apariciones de las legendarias amazonas y del no menos legendario Alejandro Magno ridiculizado al máximo o, en una última aventura, una extravagante propuesta que pone en el centro de los maquiavélicos juegos de Hermes a los jóvenes con cuerpo de hombre y extremidades de caballo. Todo ello bajo un sentido del humor que recuerda, y de qué manera, al que gastará René Goscinny en su ‘Astérix’. Quizá Seron no llegue a los extremos hilarantes que el guionista francés supo destilar en las mejores y más alocadas aventuras de sus galos, pero lo cierto es que no son pocos los instantes en que la carcajada hace acto de presencia en una lectura que se completa con un cruce con ‘Los hombrecitos’, un buen puñado de imprescindibles artículos y que nos permite asomarnos y deleitarnos con la exquisitez del dibujo de Seron, acaso el mejor heredero de nuestro adorado André Franquin muy elocuente, por cierto, la página que, dentro del bloque final, se dedica a reflexionar, precisamente, sobre éste último particular.

Descacharrante, mucho más que lo que viéramos en su primera entrega, es también el humor que gasta el tercer integral de ‘Sammy’: si Seron trabaja la risa en ‘Los Centauros’ en parte desde la misma descontextualización de la que hiciera gala Goscinny, el trabajo de Cauvin en esta comedia de humor algo negro y ahora entraremos a fijarnos en uno de los tres álbumes para abundar en esa apreciación se beneficia sobremanera, primero, de utilizar personajes reales del Chicago de los años 20, poniéndolos en situaciones que rayan, casi siempre, en lo absurdo y en ridiculizarlos cuanto más, mejor y, segundo, de echar mano de tramas que podrían servir perfectamente si sustituyéramos a los dos protagonistas, Sammy y su jefe, por ciertos calvos ineptos del cómic español ideados por un tal Ibáñez. Que así sea, que lo que Cauvin pone aquí en juego pudiera venir protagonizado por los inolvidables agentes de la T.I.A, dice mucho acerca de lo hilarante de las páginas de este volumen.

Mera cuestión de gustos, si hubiéramos de decantarnos por uno de los dos volúmenes que hoy os traemos, lo haríamos por ‘Los Centauros’ debido a lo mucho que nos cautiva el dibujo de Seron. Eso no quita, por supuesto, para que valoremos sobremanera el estilo de un Berck que, claramente deudor de la escuela de Franquin, evoluciona considerablemente con respecto a lo que viéramos en el primer integral, haciendo gala de un dinamismo narrativo que le viene de perlas a la lectura de principio a fin. Ese ritmo loco, unido al gusto por el detalle, sirve para trasladarnos a la época en la que transcurren unas aventuras que, como decíamos, se mueven cómodas entre el humor neutro y el negro, siendo el primero de los tres álbumes incluidos ‘Los gorilas se hacen los locos’, una prueba indiscutible de lo bien que Cauvin consigue labrar los surcos para que el segundo pueda ser sembrado y crezca con soltura hasta convertirse en ese alocado «no se vayan todavía, aún hay más» al que parece querer acceder una y otra vez la trama.

Completadas sus páginas, al igual que pasa con ‘Los Centauros’, mediante artículos la mar de interesantes en especial, lo referente a la censura que tuvo que sufrir la cabecera, no podemos terminar sin recomendar, no ya que os acerquéis a cualquiera de estos dos geniales integrales, sino que, de no haberlo hecho aún, deis una oportunidad a alguna de las muchas cabeceras que ya han visto la luz bajo el emblema de Fuera Borda so pena de estar rechazando la ocasión de asomaros a algunos de los mejores tebeos de humor que se han publicado venidos de nuestro país vecino. Hemos dicho.

Los Centauros 1982-1989

  • Autores: Pierre Seron
  • Editorial: Dolmen Editorial
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 168 páginas
  • Precio: 31,95 euros
Oferta
LOS CENTAUROS 1982-1989
  • PIERRE SERON (Author)

Sammy 1974-1975

  • Autores: Raoul Cauvin y Berck
  • Editorial: Dolmen Editorial
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 152 páginas
  • Precio: 31,95 euros
Oferta
SAMMY 1974-1975 (SIN COLECCION)
  • RAOUL CAUVIN (Author)

Artículos destacados

Deja un comentario

Si continúas usando este sitio, aceptas el uso de cookies. Más información

Los ajustes de cookies en esta web están configurados para «permitir las cookies» y ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues usando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar», estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar