La fiebre por los ‘Power Rangers‘ me pilló ya camino de la post-adolescencia y, aunque entendía la fascinación que levantaba en aquellos cuya edad se movía en el rango de más/menos dos años en torno a los diez, yo me quedaba con los Transformers y los muchos juguetes que se lanzaron en España para despertar cierta querencia por los robots capaces de convertirse en aviones o camiones y no terminaba de ver aquello que ofrecía la colorista y bastante cutre producción nipona. De hecho, apunte personal, yo ni siquiera conocí ‘Power Rangers’, sino una copia barata de la misma llamada ‘Biomán‘, creyendo hasta hace bien poco, cuando me puse a investigar la supuesta diferencia entre una y otra cabecera, que eran productos diferentes. Cuál no sería mi sorpresa, al indagar sobre la historia de la serie para la caja tonta, que ambas pertenecían al mismo universo y que no eran sino agrupaciones diferentes de ‘Super Sentai Series’, una producción para televisión que lleva dando guerra desde 1975 y cuyo recorrido por diferentes países y productoras es tanto o más apasionante que su esquema base, algo rígido y siempre en torno a un grupo de seis adolescentes que tienen enormes habilidades físicas y la posibilidad de transformarse en una suerte de superhéroes y conducir unos coloristas mechas que, fusionándose entre sí, dan como resultado un robot antropomórfico que lucha contra las fuerzas del mal.
Temática muy nipona que hemos visto en incontables productos, ya en la pequeña pantalla, ya en el mundo de las viñetas, si ya en Japón ‘Super Sentai Series’ es uno de esos productos de culto que va traspasando su fascinación generación tras generación, resulta no menos intensa la devoción que se profesa a los ‘Power Rangers’ en Estados Unidos, y no son pocos los nombres que, ciñéndonos al ámbito del cómic, profesan desaforada pasión por las aventuras —repetitivas como ellas solas, todo hay que decirlo— de las diferentes agrupaciones de héroes. Tanto es así, que, como no podía ser de otra manera bajo la idiosincrasia yanqui de sacar partido económico a todo lo que se le ponga por delante, era sólo cuestión de tiempo que ‘Power Rangers’ terminara encontrando su sitio en unas viñetas que, a lo tonto, llevan manteniendo unas muy decentes ventas desde que vieran por primera vez la luz en 2015. Tanto es así, tal es el éxito cosechado en tierras estadounidenses, que hasta hemos visto cruces imposibles como el que os traíamos nada más arrancar el pasado 2022 entre los héroes de color y la Liga de la Justicia.
A la espera de que alguna avispada editorial se hiciera con los derechos de su publicación en castellano, fue Moztros la que, en el momento de su nacimiento, anunció a bombo y platillo que eran ellos los que, sorprendentemente, comenzarían a publicar las aventuras de los Power Rangers en nuestra piel de toro. Con nueve volúmenes aparecidos hasta la fecha, entre los que se encuentra el que hoy nos ocupa, podemos afirmar con cierta tranquilidad que la cabecera ha venido para quedarse y que, mientras Boom! tenga historias que contar —como para no tenerlas sabiendo que la serie de televisión arrastra tras de sí casi cinco décadas de recorrido ¿no?— habrá cómics de los peculiares superhéroes para rato. Pero, claro está, la pregunta evidente es ¿valen la pena? La respuesta, obviamente, depende sobremanera de hasta qué punto resuenen en vuestras filias frikis los personajes y su universo y, es más, hasta dónde queréis dejaros arrastrar por la incuestionable maniobra de rescate de la nostalgia a la que sus páginas mueven a los que os dejasteis fascinar por la propuesta televisiva allá por principios de los noventa.
De hecho, el ejemplo que conforma este ‘Power Rangers-Las crónicas perdidas‘ es una muy buena muestra, no sólo de lo que ofrece la serie en papel sino, en cierto modo, del por qué de su éxito al otro lado del Atlántico. Y es que, si algo ha sabido Boom! desde el comienzo, es atraer a nombres de peso de la industria para que dejen su huella en la colección entre los que se cuentan algunos de los que aparecen acreditados en este tomo especial: Tom Taylor, Dan Mora, Kyle Higgins, Terry Moore, Jorge Corona o Joe Quinones son sólo algunos de los artistas que, movidos por su extrema filia hacia el universo ‘Power Rangers’, configuran los tres anuales y el especial que Moztros recoge bajo estas «crónicas perdidas»; un volumen muy entretenido y más variado que, allí donde puede, se las apaña para escapar del esquema base de la serie —Rita Repulsa o el villano de turno desata a alguna criatura sobre la Tierra, los Power Rangers se enfrentan a ella, recurren a sus mechas y terminan venciendo— y ofrece puntos de vista algo distintos, no sólo sobre los héroes, sino también —y aquí es donde mejor funciona el invento— sobre los villanos. El conjunto, como decimos, se deja leer con facilidad y, aunque no somos de los que se dejen vencer por sus encantos, entendemos a la perfección que muchos lo hagan.
Power Rangers – Las crónicas perdidas
- Autores: VVAA
- Editorial: Moztros
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 200 páginas
- Precio: 19,90 euros