Acostumbrados como estamos los que seguimos el cómic de superhéroes a la abundante paja y al escaso grano de ciertas colecciones, no podemos pasar por alto cuando, de repente, llega un buen autor y, con mucho oficio, decide no hacer un simple trabajo alimenticio, sino dar un empujón de calidad a series en decadencia.
Nightwing es de esas series. Ni siquiera el regreso de Marv Wolfman, su creador, ha servido para que Dick Grayson encuentre su sitio. Sin embargo, en el Annual guionizado por Marc Andreyko y dibujado por Joe Bennet que Planeta ha incluido en su número 3 del personaje, Dick no sólo encuentra alguien que le dé una buena historia, sino que, además, alguien pone en boca de Barbara Gordon (Oráculo/Batgirl) lo que muchos pensamos sobre el personaje: que necesita encontrar su propio sitio en el Universo DC, más allá de ser una especie de Batman joven fuera de Gotham.
Pero a Andreyko no le basta sólo con reflejar el irregular trato que DC da a su héroe. Además, cuenta una bella historia de amor entre dos personajes que, por su propia esencia, están condenados a entenderse a pesar de que el mundo (y sus villanos) se lo impidan.
(¡Cuidado, llegan los temidos spoilers, léelo bajo tu propia responsabilidad!)
La historia, magníficamente dibujada por Joe Bennet, repasa los numerosos encontronazos sentimentales que han tenido en su vida los dos primeros compañeros de Batman. Y lo cuenta como debe hacerlo: desde las insinuaciones adolescentes hasta las decisiones adultas, pasando por una compleja vida sexual, con terceras personas de por medio.
Dick y Barbara se comportan como héroes, pero también como personas. Que el siempre intachable proceder de Nightwing encuentre (¡por fin!) un resquicio, una brecha, por la que se cuelan imperfecciones con las que hace daño a las personas que le quieren es una idea plausible y gana muchos enteros tal y como está contada.
Dick y Barbara se hacen daño mutuamente como cualquier pareja (con medias verdades, con tiritas puestas antes de que lleguen las heridas, con incapacidad para comunicarse adecuadamente) y llegado el momento de dar el paso decisivo, de casarse, ella decide que él aún no está preparado. Seguramente, tal y como están los guionistas que DC manda a Nightwing, a este paso nunca lo estará y Babs se quede para vestir santos.
Pero si a alguna mente pensante de la Distinguida Competencia se les ocurriera dejarles a Andreyko y a Bennet la dirección del personaje, este Annual sería el fascinante prólogo de una serie a buen seguro magnífica. Por el momento, sólo se queda como un magnífico número aislado que redime y hace más creíble al que fuera primer chico maravilla.