30 años de coleccionismo dan para unas cuantas historias. Historias que se agolpan en los recuerdos y que, ya ordenadas, ya desordenadas, vienen a rescatar las miles de horas invertidas en los miles de tebeos que en estas tres décadas han pasado por las manos de este redactor. Uno de ellos, uno de esos recuerdos que asaltan a la vista del voluminoso Marvel Gold con el que Panini recoge una de las etapas más míticas de la historia del universo mutante Marvel, tiene que ver, no tanto con el material que aquí podemos encontrar sino con uno de los autores que firma de manera mayoritaria dicho material. Hablo, aunque quizás no sea evidente, de Bill Sienkiewicz.
La primera vez que me crucé con el artista de apellido impronunciable por excelencia —aunque años después viniera Straczynski a intentar robarle ese puesto— no fue en las páginas de ‘Los Nuevos Mutantes’ que hoy nos ocupan, sino en el —creo— segundo prestigio que Fórum publicó de ‘Elektra Assassin’. ¿El segundo? ¿Y qué pasó con el primero? Tenéis que entender que en aquellos titubeantes compases iniciales en los que servidor lo mismo adquiría el último número de ‘Dragonball Z’ que un tomo de Zinco correspondiente al reinado de los superhombres que siguió a la muerte de Superman, el único criterio a seguir, la única máxima que controlaba aquella afición incipiente era LEER, leer a toda costa, fuera lo que fuera y sin dejar paso a una conciencia continuista que, obviamente, aparecería con los años.
Pero me estoy yendo por las ramas. Sienkiewicz. Aquellas páginas en las que el dibujante, de la mano de Frank Miller, satirizaba sobre la política, los clichés de los cómics o ponía en tela de juicio cómo se presentaba a la mujer en éstos, me «volaron la cabeza» de tal manera que, a día de hoy, pocos son los títulos que han causado tan honda impresión en el que esto suscribe…para mal. Porque sí, comprended que mi bagaje era nulo y que asomarme a unas planchas que no podían ser leídas, sino desentrañadas, era demasiado para la bisoñez que caracterizaba a aquel lector en ciernes y ya tan temprano —estoy hablando de algún punto indeterminado entre 1993 y 1994— Sienkiewicz se convirtió en uno de esos artistas de los que huir conscientemente siempre que fuera posible.
Afortunadamente, el tiempo y la constante formación en este mundillo pone las cosas en su sitio, y si bien es cierto que tardaría en volver a acercarme a ‘Elektra Assassin’ —una obra de la que habría que hablar largo y tendido…en otra ocasión— también lo es que cuando pocos años más tarde se cruzaron en mi camino parte de los números que conforman este ‘Fiesta de pijamas’, mi idea hacia Sienkiewicz habría de cambiar por completo, prefigurando ese más tardío y mejor formado encuentro una profunda admiración por las capacidades expresivas de un artista gráfico como pocos ha conocido el noveno arte, sobre todo si acotamos esa sentencia al mercado estadounidense: aún en formación aquí, su característico estilo, que nunca ha tenido miedo de experimentar con composiciones, ya deja ver a las claras el increíble dominio de las emociones que el artista siempre ha sabido imprimir en sus personajes o, por supuesto, la electrizante cualidad de la que siempre ha hecho gala un trazo que huye raudo de poder ser caracterizado bajo ese único epíteto.
Muestras de ello hay incontables en las más de 600 páginas que sirven como expositor, quizá no de todo lo que el artista llegará a desarrollar en instancias posteriores, pero sí de lo fabuloso de un estilo que podrá o no gustar, pero nunca deja indiferente. Algo de esto mismo es lo que también cabe afirmar de lo que el legendario Chris Claremont desarrolla en unas historias que son paradigma inconfundible de la forma en la que el más reconocido guionista de la historia de los mutantes entendía su labor: multitud de sub-tramas, unas más afortunadas que otras, se van hilvanando en un todo en el que despuntan instantes como la mítica ‘El oso místico’ que abre lectura; los ejemplares dedicados a Legión —los 26, 27 y 28 de la numeración original que, en lo visual, suponen todo un dechado de virtudes por parte de Sienkiewicz— o la dupla que conforman el especial de la cabecera y el anual número 9 de ‘Patrulla-X’, unas 100 páginas en las que Arthur Adams da un do de pecho continuado de esos que, vistos hoy, siguen dejándole a uno completamente extasiado.
Puntal incuestionable de la historia mutante, este segundo volumen de ‘Los Nuevos Mutantes’ no será perfecto por muchos motivos —uno de ellos, muy característico de la estancia de Claremont a bordo de la «franquicia» es la superabundancia de diálogos y, sobre todo, bocadillos de pensamiento— pero son tantos los que lo convierten en pieza imprescindible de un momento fundamental de la historia del noveno arte, que sus pequeñas fallas y deslices se perdonan en aras de dejarse llevar por una esquina del cosmos de la Casa de las Ideas que hace un par de semanas Jonathan Hickman ponía patas arriba…y de qué manera. Pero eso, como hemos dicho muchas veces, es otra historia. ‘Nuff Said!!!!!
Los Nuevos Mutantes 2
- Autores: Chris Claremont, Bill Sienkiewicz et al.
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 608 páginas
- Precio: 54 euros
- Chris Claremont (Author)