‘Los Muertos Vivientes vol.22: Un nuevo comienzo’, hasta que Kirkman quiera

Al César lo que es del César. La colección ideada por Robert Kirkman alcanza su volumen 22 cuando la anterior saga, aquella que prometía un cambio brutal de todo lo que conocíamos hasta ahora, nos dejaba con una sensación bastante agridulce. A “Guerra sin cuartel” le quisieron dar tanta importancia que hasta la serie pasó a ser publicada quincenalmente mientras duraba dicha saga otorgando un mayor número de entregas. Al final la cosa no fue para tanto, las cosas quedaban más o menos igual y muchos pensábamos que, quizás, el fin estaba más próximo.

Pero llega este nuevo ‘Los Muertos Vivientes vol.22: Un nuevo comienzo’, situando la acción algunos meses después de lo que pudimos leer en el anterior tomo. ¿Veredicto? Positivo, sin lugar a dudas. Se repite la tónica habitual en Kirkman, cuando parece que el guionista ya no tiene más buenas ideas y empieza a repetirse, nos regala todo un señor Punto de Inflexión como este. Y claro, los que criticamos en el pasado, tenemos que recoger los comentarios hechos y rendirnos a la evidencia: Robert Kirkman es un maldito genio y juega con nosotros como le da la gana.

Lejos quedan los belicosos días contra el odioso Negan, ahora la situación ha cambiado para todos, incluido el inefable macarra. Se acabó la narración lineal a la que estamos acostumbrados, este salto en el tiempo nos va a situar en un momento bastante tranquilo de la historia, donde todo el mundo parece haber encontrado su sitio, Rick parece haber demostrado que sus métodos, tantas veces criticados, funcionan para mantener a su tropa sana y salva. Algunos personajes han desaparecido, otros se han mudado a otro lugar y otros pocos están en proceso de cambio, tal y como podremos ver con el hijo de Rick, Carl.

Resulta increíble que tras una década de publicación ininterrumpida, estos Muertos estén más vivos que nunca y el interés que ha conseguido imprimir Kirkman a la historia principal y a las subtramas. También hay que darle su parte de mérito a Charlie Adlar, un dibujante que sin demasiadas florituras ha estado ahí, al pie del cañón, sin faltar ni un solo mes a su cita, algo que hoy en día…bueno, digamos que no es muy usual. Habrá que esperar para ver como sigue esta nueva etapa pero, si juega las cartas tan bien como en este volumen, yo estaré el primero en la cola.
[Grade — 9.50]