No podíamos imaginar, cuando Marvel comenzó a publicar esta encarnación de ‘Los Defensores‘ que ahora Panini recoge en un Deluxe de obligada adquisición para todo aquel que alguna vez se haya declarado amante de las formas de La Casa de las Ideas; que tras sólo diez números, no sólo terminaría una colección que llevaría a Brian Michael Bendis y a David Marquez a tocar cotas que ni siquiera la grandeza de su tiempo juntos en ‘Ultimate Spiderman‘ había alcanzado —bueno, quizás esté exagerando un poco y me esté dejando llevar por la emoción, que ya sabéis de mi absoluta debilidad por la versión de la Tierra-1610 del arácnido—, sino que el guionista que ayudara a transitar a la editorial de los sinsabores de los noventa a la grandeza de la primera década del s.XXI, aquél que fuera llamado por la propia empresa «arquitecto» del Universo Marvel…anunciaba su marcha del lugar donde había permanecido casi dos décadas para buscar prados más verdes en la Distinguida Competencia. El jarro de agua fría que esto supuso para muchos de los que siempre hemos creído que son incontables los aciertos de Bendis en comparación con sus fallas, contrastaba con la algarabía con la que sus detractores, esos que no acababan de pasar por el aro de la dilatación de la narrativa que caracterizó mucho de lo que el escritor llevó a cabo, recibieron una noticia que, lo quisiéramos o no, daba apertura a una nueva etapa en la manera en la que se hacían cómics en los salones de Marvel.
Sea como fuere, y dado que el anuncio de la marcha de Bendis se produjo cuando ‘Los Defensores’ iba, si mal no recuerdo, por su quinto o sexto número, hemos de admitir que, por más que esta pequeña incursión del guionista en las aventuras comunes de Luke Cage, Jessica Jones, Matt Murdock y Danny Rand nos parezca una puñetera maravilla de principio a fin, se hace bastante evidente que los planes para con la misma iban mucho más allá de su décima entrega y que, tanto en lo que se refiere al ritmo del avance de la trama como en lo que lo hace al dibujo de David Marquez, hay un descenso paulatino en la calidad de ambos conforme la serie progresa hacia su ineludible conclusión. Paulatino, que no radical, cuidado. De hecho, es algo que cabe ser detectado mucho más en lo que Marquez da de sí —con un número 10 que no está a la altura de los demás— que en lo que Bendis consigue poner en pie antes del abrupto final. Pero, como decimos, nos parece que es un detalle minúsculo en comparación con lo mayúsculo del nivel del resto de este ‘Los diamantes son para siempre’.
Sin ninguna relación con la película de Bond —una de las más flojas de Bond, si nos permitís el inciso— el argumento que mueve Bendis aquí une a nuestros héroes contra la amenaza de un nuevo criminal que intenta aprovechar el «vacío» dejado por un Kingpin dedicado en cuerpo y alma a su carrera política. Un villano que tiene ataduras con el pasado de Luke Cage y que, modificado gracias al uso de una droga que está haciendo estragos en los bajos fondos de Nueva York, se las hará pasar canutas a esta nueva iteración de los Defensores. Con todos y cada uno de los tropos que han hecho de Brian Michael Bendis el guionista que es y, bajo nuestro punto de vista, sin ninguno de los defectos que en alguna ocasión ha podido arrastrar y que tanto han llegado a achacársele, el entramado de ‘Los Defensores’ funciona como un tiro, contiene diálogos de esos que son tan marca de la casa, situaciones que oscilan entre secuencias que son un gustazo en términos de conversaciones entre personajes y que lo son aún más cuando se da rienda suelta a la acción e ideas, como esa inclusión de Deadpool en un número que no tiene desperdicio, que nos hacen echar de menos, y mucho, la presencia de Bendis en una editorial que, ya lo hemos dicho en incontables ocasiones, se encuentra en una situación actual de lo más irregular.
En lo que a David Marquez respecta, y por mucho que indicáramos más arriba que hay cierta «dejadez» de formas cuando la lectura va tocando a su fin, es de tal maestría lo que el artista lleva aquí a cabo que incluso esas páginas que muestran una mayor premura en la ejecución —o una desgana derivada del hecho de que la colección no llegara allí donde tenía que llegar, quién sabe— están muy por encima de lo que muchos de sus coetáneos pueden llegar a plasmar en la mejor versión de su arte. Versátil, preciso en cualquier aspecto que uno pueda imaginar, espectacular hasta decir basta y con una claridad de ideas que se deja sentir tanto en la forma en la que caracteriza a sus personajes —y la expresividad que denotan— como en una narrativa que funciona a la perfección ignorando cualquier exigencia imposible del guión, el trabajo de David Marquez alcanza aquí, quizás, una de las más altas cotas de su brillante carrera. Bien es cierto que, a la luz de lo último que le hemos visto —una asombrosa miniserie de Batman guionizada por Tom King a la que el apelativo ESPECTACULAR se le queda corta— esta última afirmación podría ser puesta en entredicho, pero os podemos garantizar que el nivel al que Marquez accede aquí sólo está a disposición de unos pocos genios del noveno arte. ‘Nuff said!!!!
Los Defensores. Los diamantes son para siempre
- Autores: Brian Michael Bendis y David Marquez
- Editorial: Panini
- Encuadernación:Cartoné
- Páginas: 288 páginas
- Precio: 33 euros
- Marvel Now Deluxe: Los Defensores, de Brian Michael Bendis
- Tipo de producto: LIBRO ABIS
- Marca: Panini Comics
- Marquez, David (Author)