'La Patrulla-X: Días del futuro pasado', un clásico, si breve, dos veces clásico

Los dos números que conforman ‘Días del futuro pasado‘, legendario mini arco argumental mutante donde los haya, siempre han sido una de las dos pruebas definitivas de que, en manos de Chris Claremont y John Byrne, y en espacio de tiempo determinado, ‘The Uncanny X-Men‘ fue la mejor serie de superhéroes que se publicaba en Estados Unidos. De hecho, la otra prueba irrefutable de que guionista y dibujante habían dado con un filón de oro en su forma de acercarse al microcosmos de los hombres y mujeres X tenía lugar, precisamente, en todo lo que la cabecera había ofrecido durante algo más del año previo en lo que conformó la mítica ‘Saga de Fénix Oscura‘. Y, sí, habéis leído bien, aunque el presente volumen del sello Must Have cuenta con 150 paginas de lectura, sólo 48 fueron las que, a finales de 1980, nos llevaron al tenebroso y desesperanzador futuro que en 2013 les esperaba a los mutantes, perseguidos y aniquilados por los Centinelas y con la única salvación posible de manos de Kitty Pride.

Es debido a Gata Sombra que la presente edición de ‘La Patrulla-X: Días del futuro pasado‘ incluye no sólo los legendarios ‘The Uncanny X-Men’ 141 y 142, sino también los tres previos, esenciales para que, aquellos que nunca os hayáis acercado a esta historia, lo hagáis desde el momento en que la jovenzuela destinada a convertirse en una de las mutantes más queridas por los fans durante los ochenta y noventa —aún duele aquél trágico final que le reservó Joss Whedon a la protagonista en su magnífica estancia en la cabecera mutante— llegaba a las puertas de la escuela de Xavier en las cuatro últimas viñetas del 138 de la numeración original, cuyas páginas lidiaban con la tragedia personal de Scott Summers tras la muerte de Jean Grey. Invirtiéndose pues los compases iniciales de la lectura en aventurillas sueltas de la agrupación y en una Kitty que va entrenando a pasos agigantados sus habilidades es, obviamente, en el núcleo conformado por los números que trasladan la acción treinta y tres años en el futuro donde encontramos el do de pecho de un Claremont que escribía diálogos y acción como nadie y, sobre todo, de un Byrne que, me vais a permitir, alcanzaría sus cotas más altas en estos años con Cíclope, Lobezno y compañía.

Sin ánimo de querer desvelar más detalles de una trama que, a pesar de desarrollarse tan sólo en 48 páginas da para mucho —teniendo como tienen un ritmo asombroso y estando como están llenas de recursos que serán copiados hasta la saciedad—, quedan aprisionados en las planchas de ‘Días del futuro pasado’ muchos recuerdos lectores, no ya del que esto suscribe, sino de toda una generación de aficionados al noveno arte que, desde entonces, siempre han reclamado para los mutantes la grandeza que aquí atesoraron. Tanta es la relevancia que este relato de futuros inciertos tendrá, que servirá a Bryan Singer para firmar una de las dos mejores entregas de la franquicia mutante en el cine, esa que lleva el mismo nombre que este arco y que, entre pasado y futuro, sólo tiene por competidora directa entre las producciones para la gran pantalla de los hombres y mujeres X a ‘X-Men 2‘, también de Singer. Sí, han habido instancias a lo largo de los cuarenta y tres años y algún mes que han transcurrido desde la publicación de estos números que consiguen brillar con luz propia, pero si hoy, cuatro décadas más tarde, seguimos mirando a esta etapa —no ya a los números de ‘Días del futuro pasado’ sino a toda la estancia de Claremont y Byrne— con tantísima admiración, será por algo ¿no?. ‘Nuff said!!!!!