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V. Kingdom Come

‘Lobezno 2. Vuelta a lo básico’, llega Byrne

Estamos ante uno de esos volúmenes que, si leíais tebeos de superhéroes en los años entre mitad de los 80 y mitad de los 90, va a conseguir que os tiemblen las rodillas...y no por una, ni dos sino por hasta tres razones. Harina de otro costal será que hayáis perdido el interés —en general, con las salvedades que sea, pero en general— por el tebeo de gente con poderes dándose palos hasta en el DNI y que, por mucho que estas páginas aludan de manera directa a vuestra nostalgia, hagáis caso omiso de sus cantos de sirena. Pero no estamos aquí para, una vez más, colocarnos en el púlpito del anti-superheroismo e insistir sobre algo que, creo, ya he dejado bastante claro. No. Hoy quiero celebrar, no ya el que, como también he afirmado en alguna ocasión, tengamos la opción de poder alojar en nuestra tebeoteca volúmenes como este segundo Omnigold de ‘Lobezno‘, sino el que, al así hacerlo, podamos asomarnos a tebeos cargados cualidades que, por una razón o por otra, y dejando de lado la obviedad de que pertenecen a otra época, son de esos que ya nunca volveremos a ver.

Y es que lo que Panini recopila en las casi 500 páginas de que consta este tomo es, al margen de variado, de tintes «legendarios». Para empezar, tenemos el ‘Conexión Escorpio‘, una de aquellas Novelas Gráficas que Marvel publicó durante los ochenta y que narraba una historia relativamente fuera de continuidad —énfasis en «relativamente»— contando para la ocasión con equipos creativos de los de entidad. Fue el formato en el que vio la luz, esta vez sin comillas, la legendaria ‘Muerte del Capitán Marvel‘ de Jim Starlin o, por poner otro ejemplo, la primera aproximación de John Byrne a ‘Hulka‘. Y en ese tamaño, que era más álbum europeo que cómic book, era como aparecía, en 1989 y con el número 50 de la colección, esta aventura que unía los destinos del mutante de las garras y Nick Furia, amparados ambos bajo el guión de Archie Goodwin y el dibujo de Howard Chaykin, primera de las tres que terminarían conformando una trilogía que, aquí, encontraba su punto álgido tanto en historia como en el ámbito gráfico. Si bien lo que Goodwin o Chaykin desarrollan no llega a lo sobresaliente, sí que es un ejemplo más que digno de lo que los tebeos de superhéroes de los 80 eran capaces de ofrecer, y no son pocos los que la tienen, junto a lo que hizo Steranko, como uno de las mejores historias que tuvo a Nick Furia por protagonista.

Variada, dinámica y dibujada con brío por un Chaykin que, perfectamente reconocible, firma aquí uno de sus mejores trabajos, rubricado como queda por el fantástico tratamiento de color que se le da a sus lápices y tintas, ‘Conexión Escorpio’ es, como decíamos, sólo un tercio de lo que hace de este segundo Omnigold de Lobezno una lectura puntualmente gozosa. El segundo tercio recae sobre otro título cuya «leyenda» se ve aumentada por ser la primera vez que se recopila después de su única aparición anterior en papel impreso. Nos referimos al ‘Aventura en la jungla‘, prestigio publicado por Fórum en 1990 y que, con guión de Walter Simonson y dibujo del siempre espectacular Mike Mignola, se llevaba a Lobezno a la Tierra Salvaje para enfrentarlo —y es algo que su portada ya revela sin ambages por mucho que el guión le de un par de vueltecitas al asunto— a Apocalipsis. ¿El resultado? Otro de esos tebeos que se leen con intensidad, que cuentan con diálogos que quieren convertirlo en algo más grande que la vida —otra cosa es que lo consigan, claro— y que, caracterizado por el personalísimo estilo de Mignola, que poco a poco iba depurando su estilo hacia el ‘Hellboy‘ que vería la luz poco tiempo más tarde, deviene en una fantástica historia de superhéroes.

Y llegamos, por supuesto, al tercer tercio del volumen, ese que reproduce los números 17 al 30 de la serie regular y en el que junto a otros nombres, aparece uno al que cabría hacer responsable de la «redondez» de este Omnigold. Nos referimos, cómo no, al insigne John Byrne. Bien es cierto que el Byrne que vemos aquí, por más que se trate de la época en la que el dibujante estaba en su momento de mayor esplendor, no es el Byrne que cabría encontrar en las páginas de los mutantes, de la primera familia Marvel o del grupo de héroes canadienses. Y ello es debido a que, sometido a una de frenética producción, Byrne no daba a basto para encargarse aquí de los lápices al completo y está acreditado como artífice de unos bocetos que termina Klaus Janson. Y todos sabemos que pasa cuando el entintador por antonomasia de Frank Miller se hace cargo de acabar unos lápices…que dichos lápices terminan siendo más suyos que del artista que sea. Mucho de eso hay aquí y, sin embargo, es tal la fuerza y característica personalidad de Byrne que traslucen sus mejores cualidades. Unas cualidades que quedan puestas al servicio del relato que, sólido, hilvana Archie Goodwin y que nos convence mucho más de lo que después encontraremos de manos de Jo McDuffy. Y, aún así, esas páginas, que tienen a John Buscema como máximo valedor, también sirven para que nos quedemos con la clara sensación de que…estamos ante uno esos volúmenes que, si leíais tebeos de superhéroes en los años entre mitad de los 80 y mitad de los 90, va a conseguir que os tiemblen las rodillas…’Nuff said!!!!!

Lobezno 2. Vuelta a lo básico

  • Autores:VVAA
  • Editorial: Panini
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 480 páginas
  • Precio: 49.95 euros
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