Probablemente es la única ocasión en que vais a leerme una afirmación como esta, así que afinad bien vuestros ojos porque: hete aquí un tebeo de Salva Larroca en el que el dibujante está muy, pero que muy por encima de lo que el guionista despliega. Es más, es que si no fuera por el artista español, otro gallo sería el que ahora mismo estaría aquí piando. No sé si coincidiréis conmigo en que, en su momento, ‘La Patrulla-X‘ tocó fondo cuando Chuck Austen se hizo cargo de ella. Si sois de esos, de los que pensáis que ninguna bajeza fue más honda que lo que el guionista perpetró con los hombres y mujeres X, entonces idos preparando, porque lo que Peter Milligan cuajó en su estancia en la cabecera es de un nefario que asusta: el escritor, que no se caracteriza precisamente por meteduras de pata del calibre que podemos leer aquí, traza a todos los personajes fuera de lugar porque a la historia le viene bien, y todo lo que contienen estos dos Must-Have que hoy reunimos bajo esta reseña se siente como si alguien que no tuviera ni pajolera idea sobre mutantes estuviera escribiendo tebeos de mutantes. Nos resistimos a pensar así porque, diantres, ‘X-Statix‘, pero de verdad os decimos que tienen mucha tela los niveles de bajeza que aquí se llegan a explorar.
Como da un poco igual por dónde cojamos los dos volúmenes, que el resultado es el mismo, vayamos por orden en un breve desgranado de lo que aquí cabe encontrar. Primero, tenemos a los X-Men en modo culebrón del malo en unos números que, prácticamente sin acción, presentan a una nueva fémina mutante que se lanza a los brazos de Gámbito mientras éste se ve tentado por que su amor eterno, Pícara…bueno, ya sabemos lo que pasa con pícara. Hay una revelación, bastante «chunga» y, después de ella, las cosas dan un giro incluso a peor. Cuando termina el arco de cuatro números, ya no estamos preguntando eso de ¿Podría esto ser peor que lo que hizo Austen? Y con esa pregunta en los labios pasamos al arco ‘Reino salvaje’, que al menos tiene la virtud de contar con Reginald Hudlin como guionista de la mitad correspondiente a Pantera Negra, equilibrando en cierto modo lo que Milligan sigue sin conseguir.
Cerrado un primer volumen que, insistimos, tiene en Salvador Larroca su mejor valor —la idea de hacer al Hombre de Hielo semi-transparente nos parece genial— pasamos a un segundo tomo que refuerza la impresión de que Milligan nunca había leído un cómic de ‘X-Men’ antes de escribir estos X-Men: su forma de caracterizar a los personajes está completamente fuera de lugar; las historias son, a falta de un epíteto menos agresivo, estúpidas; los personajes toman decisiones que se nos antojan, como poco, improbables —¿en serio Gámbito como un jinete de Apocalipsis? ¿EN SERIO?— y en general hay tanto que raya en lo ridículo que no sabemos qué estaría pasando por la cabeza del guionista, ni de los editores de La Casa de las Ideas para permitir que esto fuera publicado. Al menos, y cerramos el párrafo y la reseña como la empezamos, el dibujo de Larroca —y el de Roger Cruz en menor medida— permite que, de así quererlo…y vais a quererlo, creednos…pasemos las páginas disfrutando de esta versión del estilo del español que, con aguadas y colores directos sobre sus lápices y una espectacularidad constante que contrasta de frente con lo inane del guión nos lleva a pensar que, en efecto, podríamos estar ante el mejor trabajo del valenciano. ‘Nuff said!!!!
La Patrulla-X 2. Arresto domiciliario & La Patrulla-X 3
La sangre de Apocalipsis
- Autores: Peter Milligan, Salvador Larroca et al.
- Editorial: Panini
- Encuadernación: 2 vols. cartoné
- Páginas: 184/232 páginas
- Precio: 20/25 euros