'Invencible presenta. Atom Eve & Rex Splode', espléndido complemento

Si sois de los que, como servidor, considera que Robert Kirman no exageraba cuando afirmaba que ‘Invencible‘ era el «mejor cómic de superhéroes del universo», es probable que os pase como a mí y que, más allá de las relecturas que nos reserve el futuro de tan EXCELSA cabecera, queráis conocer más de los incontables y geniales personajes que el guionista se sacó de la chistera para complementar la saga de Mark Grayson. De entre los pocos proyectos que vieron la luz orbitando en torno a la serie central, este que nos trae ahora ECC y que se centra en Atom Eve y Rex Splode es, sin lugar a dudas, el más interesante, ya porque explora el pasado de dos de los secundarios menos secundarios de la cabecera —aunque, en esta lectura, resulte mucho más atractivo lo tocante a Eve que aquello que nos cuentan de Rex—, ya porque el guión de Benito Cereno juega muy bien en la presentación de ambos y en cómo confluyen sus destinos ya porque, en lo que a aspecto visual se refiere, el trabajo de Nate Bellegarde consigue algo que se nos antojaba imposible a priori.

Ese algo es que, obviamente, nos olvidemos por un momento de Ryan Ottley, el artistazo que se mantuvo durante casi 12 años al frente de la colección y cuya presencia en la misma la elevo a cotas que, con todos mis respetos, no habrían sido las mismas de haber permanecido Cory Walker al frente de la mitad gráfica: con un trazo que, en cierto modo —énfasis en CIERTO— recuerda al de Ottley, Bellegarde hace suyo el rincón del cosmos de ‘Invencible’ que le toca en suerte y cuaja unas planchas espléndidas llenas de ritmo y de diseños que se ajustan a la perfección a lo que vimos en la serie matriz. De la misma manera, Cereno aproxima sus formas a las de Kirman, jugando con el mismo dinamismo en la acción y la misma frescura en los diálogos que el creador de ‘The Walking Dead‘. El resultado, como decimos, no sólo se alza como el mejor spin-off de ‘Invincible’ —a ver, tampoco es que la competencia sea feroz, que no hubo muchos— sino como una miniserie a la altura de lo que demanda la grandeza inconmensurable de su «progenitora».