Antes ver espíritus era patrimonio casi exclusivo del terror, con alguna concesión a la sátira tanto narrativa como teatral, pero la incorporación de este elemento al drama, con honrosísimas excepciones, le resultaba más esquiva. Pero como pudimos ver en ‘Sábanas‘, la novela gráfica en la que conocimos a Marjorie, una adolescente en cuya lavandería habitan varias decenas de fantasmas, vivir en una casa encantada no convierte tu vida en pesadilla, son otros factores los que la convierten en una. En su continuación, ‘Frágiles‘, cuando nuestra protagonista parece empezar a superar la muerte de su madre e incluso a hacer amigos, la aparición de un nuevo personaje, Eliza, va a traer consigo otra clase de fantasmas: el del recuerdo de lo que es sentirse sola y apartada.
En esta ocasión el protagonismo de la obra va a repartirse entre ambas. Marjorie está empezando a madurar a su manera, y aunque sigue manteniendo una buena amistad con los espiritus con los que mora, los típicos fantasmas con sábana de toda la vida, que no es que sean invisibles sino que se camuflan fácilmente como piezas de tela, prefiere ocultar su existencia para que sus nuevos amigos no la tomen por loca. Mientras Eliza, una amante del mundo paranormal y fotógrafa aficionada que anhela tomar una instantánea que demuestre la existencia del más allá, se ve obligada a repetir curso y por su carácter y aficiones no termina de encajar. Ambas van a entablar una extraña y esporádica relación mientras Wendell, fantasma y mejor amigo de Marjorie, se empieza a sentir incómodo al ver como su amiga se comporta con él y con su nueva compañera, ya que a pesar de llevar años muerto ahora es cuando empieza a sentirse invisible, igual que se siente la propia Eliza que empieza a pensar en sí misma como un fantasma, alguien muerto en vida e invisible para los demás.
‘Frágiles’ es un adecuadísimo título para una obra que presenta sentimientos complejos. Las posturas de sus protagonistas son comprensibles en más de una ocasión, y más teniendo en cuenta el estado de confusión y dudas que vive todo adolescente, lo cual no quiere decir que sean correctas y que incluso pueden conducir al peor de los desenlaces. Pero este cómic destaca sobre todo por su honda humanidad, haciendo que no sea difícil tanto identificarse como sentir lástima por unas jóvenes que en realidad lo único que necesitan es comprensión. Una trama adulta que choca con esas surrealistas apariciones fantasmales que parecen más una persona vestida de fantasma que otra cosa (y que nos hace recordar a una obra tan emocional como es la recomendable película ‘A ghost story‘) pero que se integran perfectamente en una historia como esta.
Con un buen dibujo, que contrasta notablemente con la inexpresividad de sus personajes humanos (la de los fantasmas es más comprensible. Su expresion prácticamente la imagina el lector), ‘Frágiles’ es una historia que engancha por la naturalidad con la que presenta los conflictos emocionales de sus protagonistas. Si bien podría pensarse que esa identificación fantasma-invisibilidad es demasiado sencilla lo cierto que es una metáfora que funciona bien, incluso cuando se fuerza un poco esa suspensión de incredulidad que exige toda obra de ficción con la temática de ese baile que va a ser clave en el desenlace (y no diré mas). Con un trasfondo como es el bullying, no sólo por acción sino por omisión, que por desgracia parece nunca va a pasar de actualidad, esta es una historia que, quitando los elementos fantásticos, podría estar sucediendo ahora en cualquier sitio. Un cómic duro pero necesario, que todavía no sabemos si será germen de una tercera parte que cierre una proverbial trilogía, pero si es así no debe dejarse olvidada en el tendedero.
Frágiles
- Autores: Brenna Thummler
- Editorial: La Cúpula
- Encuadernación: Rústica con solapas
- Páginas: 320 páginas
- Precio: 29.90 euros