‘El taller del mago Sylvain’, el aprendiz de amante

Liarse con el jefe. Esa sería la manera escueta y directa de referirse a un tópico al que nunca han renunciado la comedia romántica, el drama sentimental y, por qué negarlo, el cine para adultos. Pero por supuesto moviéndonos en el terreno del cómic tampoco estamos a salvo de encontrarnos con una historia cuyos derroteros tenemos ya mas o menos asimilados, con obras como ‘¿Qué le pasa a la secretaria Kim?‘ (aún sin leerlo la respuesta parece fácil) o títulos más intrigantes como ‘El jefe de cuento de hadas y su empleado ¿hetero?‘ (prometo que el titulo es ese, palabra por palabra). Pero ‘El taller del mago Sylvain‘, un título que podría parecer propio de un Kodomo, va a añadir un extra sumándole una ambientación de fantasía. Esta la historia de Tim, un antiguo esclavo que trabaja en la tienda de un mago en un mundo en el que estos gozan de gran poder y venden pócimas y hechizos capaces de hacer cualquier sueño realidad, aunque solo sea por un tiempo. Pero nuestro protagonista solo tiene uno y es que está perdidamente enamorado del mago al que sirve, asi que va a intentar conquistarlle usando sus propias armas…claro que el desenlace le sorprenderá. aunque quizás más a él que al lector..

La premisa más sencilla no puede ser y aunque sería fácil optar por la vertiente platónica del asunto ‘El taller del mago Sylvain’ apuesta por la vertiente más explícita del invento, incorporando la típica censura nipona, por supuesto. Sumándole que al mago del título apenas se le ve el cabello y los ojos, ya que siempre viste amplios ropajes y una especie de bozal que le cubre la parte inferior del rostro, este es un morboso manga erótico-festivo sin excesivos conflictos que podría haber acabado en el primer episodio pero que le va a sumar alguna historia más respecto a como evoluciona la relación de la pareja protagonista así como algún apunte sobre uno de los clientes del taller, formando un heterogéneo conjunto cuya planificación despista un poco y casi podría considerarse un compendio de relatos en el que va cambiando el protagonismo siempre usando como eje el taller del título.

Así la historieta más larga del conjunto no está protagonizada por Sylvain y Tim, sino por un cliente que hace una petición tan extravagante como convertirse en una silla, no por ningún fetichismo mobiliario, sino porque el chico del que está enamorado suele sentarse en ella y, al ser subordinado suyo y no atreverse a declararle su amor es el mejor placebo que se le ha ocurrido para conseguir que se siente en su regazo. Una surrealista propuesta que a más de uno le podría parecer la versión sexy del cuento clásico de Rampo Edogawa ‘La butaca humana‘ (tan inquietante como perverso y que animaría a leer a todos los que puedan) y que es buena muestra de un manga con un punto de locura que lo hacen tan intrascendente como entretenido, arropado con un buen dibujo en el que brilla el diseño de sus personajes, como ese Gatántula (un híbrido entre gato negro y araña tocado con una chistera cuya verdadera identidad resulta sorprendente) que pide desde ya ser inmortalizado en forma de camiseta.

‘El taller del mago Sylvain’ nos recuerda a otros erotismos de fantasía con un puntito bizarro como un contable para salvar el reino o MADK. Historia en un solo volumen, aunque francamente la idea, aun sin ser él culmen de la originalidad, da de sobra para continuar la historia por el carisma de sus personajes y esa buena combinación de erotismo, romance y alguna pincelada de humor. Porque en el fondo no es necesaria toda la magia del mundo para que las peripecias de Tim, Sylvain y sus inclasificables clientes continúen.