Quizás fuera a raíz de la mítica escena de ‘E.T.’, aunque el concepto necesitase varios años para madurar, pero identificar niño, bicicleta y años 80 ya se ha vuelto un un trio inseparable en el inconsciente colectivo, aún cuando el tierno infante de la historia de turno se saque del bolsillo en vez de una chapas un smartphone último modelo (siempre queda alguna excepción, como la clásica ‘Ladrón de bicicletas‘ de De Sica), del mismo modo que hablar de niños y misterio nos llevaba a una película en concreto, ‘Cuenta conmigo‘ (también de los 80. Aunque bueno, las nuevas generaciones dirían ‘Stranger things‘, pero las cosas son como son), y eso que no fueron los primeros ni serán los últimos en encontrarse en una diatriba semejante. La magia de las historias es así.
‘Buscadores de cadáveres‘, a pesar de un título que encajaría mucho más con un reality, tiene algo de ambas cosas, aunque desde las primeras viñetas sabemos que no estamos precisamente en los 80, el sabor ochentero nos embarga. Con mucho de viaje iniciático arranca la aventura de unos compañeros de colegio que deciden dedicar uno de esos días de verano que invitan a la excursión para averiguar qué pasó con una niña que desapareció un par de años antes, aún con sus distintos grados de relación con ella. Así nuestros héroes cogen las bicicletas y un pequeño equipo mapa incluido, planificando todo concienzudamente para que sus padres no sepan a dónde van o qué planean van a lanzarse a lo desconocido…o no tanto.
En un catálogo, el de Arechi manga, que no es muy pródigo en esto del thriller, con alguna honrosa excepción, este ‘Buscadores de cadáveres’ es una pequeña perla. Una trama que sabe aunar esa inocencia infantil capaz de traer como arma un boomerang y unos petardos a una misión suicida o de enterrar semillas para alimentar a los roedores del campo y un sórdido trasfondo cuya dimensión apenas sí empezamos a intuir pero que no parece adecuada para todos los públicos Personajes ambiguos, presuntas amenazas que resultan ser aliados y sobre todo esa imagen sobrenatural del tengu, tangible pero esquiva, que se adivina clave pero es posible sea algo más mundano de lo que parece, contribuyen a dar forma a una intriga cuyo desenlace se adivina incierto y en el que las sorpresas inesperadas no desentonan. Y más cuando nos encontramos amagos de deus ex machina tan surrealistas como ese niño que es un apasionado de las torres eléctricas y cuyos conocimientos van a ser esenciales en esta primera parte del relato.
Un manga que además de presentarnos un argumento que consigue arrastrar al lector nos depara un apartado visual a la altura. Aunque puede que más de uno pensara que un diseño de personajes más realista se ajustaría mejor a una historia como esta lo cierto es que este contraste entre la sencillez de rostros y sus detalladísimos fondos y canon realista no deja de recordarnos, salvando las distancias, a ese maestro que es Naoki Urasawa, especialmente al que es uno de sus títulos más populares, ’20th century boys’.
Con la promesa de cerrar la trama en apenas tres tomos, ‘Buscadores de cadáveres’ tiene todos los ingredientes de una historia de suspense en su vertiente más clásica. Aportando unos protagonistas fuertes de mente pero con esa fragilidad que dolo tienen los niños y por cuya seguridad llegamos a temer este manga se defiende como una de las sorpresas más agradables que podemos encontrar en nuestra librería. Amantes del manga o no este cómic es una delicia para cualquier fan del suspense, arrancando de una premisa que no es el culmen de la originalidad pero con una solidez del guión y una buena dosificación del ritmo que hacen que esperemos con ganas su siguiente entrega. Los misterios no entienden de edades, las buenas historias prácticamente tampoco.
Buscadores de cadáveres 1
- Autores:House Yamazaki
- Editorial: Arechi manga
- Encuadernación: Rústica con sobrecubiertas
- Páginas: 184 páginas
- Precio: 9.95 euros