'El pequeño Baku 2', el alien y el nuevo mundo

La nostalgia del hogar es uno de esos sentimientos que, por mucho que uno haya encontrado la felicidad en el nuevo destino, come siempre un poquito por dentro. ‘El pequeño Baku’, la historia de un pequeño tapir alienígena que busca una vida mejor en la tierra, llega a su segundo y último volumen, para profundizar más en la odisea de un personaje que se enfrenta a los numerosos retos que implican su condición de extranjero en un planeta que si bien no es hostil, le va a plantear numerosos retos, y no precisamente de fantasía sino más bien económicos y burocráticos..

Nos encontramos con un personaje ya más asentado frente a la confusión que experimentaba en el primer número. Ya con trabajo, aunque por desgracia descubrirá que la estabilidad puede ser algo transitorio mientras se asoma a nuevas experiencias como el mundo de las bellas artes, así como nuevos modos de ayudar a sus semejantes (emocionante el episodio de la anciana inmigrante que empieza a perder sus recuerdos más recientes dejándole apenas los de su tierra natal). Una historia que sigue teniendo un (inevitable) componente emocional muy marcado y que, si bien sigue mostrando como hay personas que siguen rechazando la presencia de Baku y otros migrantes (cuya variedad de lugares de origen aumenta en este tomo pero siempre manteniéndose en el referencias de tipo animal, con aspecto de pato o rinoceronte, entre otros), va a incidir más en las relaciones entre los miembros de una pequeña comunidad que en inicio sólo tienen en común el haber llegado desde otro punto del universo, haciendo que el protagonismo de Baku se vaya diluyendo en más de un capítulo.

Con el fin de su primer año como residente en la tierra este número mantiene el tono de una historia que nos vas mostrando las diversas facetas, con la excusa extraterrestre, del mundo de la inmigración. Desde el que apenas sí habla el idioma dificultando su integración hasta la pareja que da el gran paso y en la presentación de su nuevo hijo se pregunta con qué nacionalidad se sentirá más identificado, esta es una fábula social que da una visión que conjuga el realismo con una visión no diré edulcorada, pero sí que esquiva aquellos problemas más punzantes como son la violencia física ejercida contra los emigrantes o la inmigración ilegal. Pero sobre todo estamos ante una obra que aboga por la defensa de ese anhelo común, no importa de donde se venga que es la búsqueda de esa felicidad que más de una vez se halla en las pequeñas cosas. Un buen remate, aunque que se antoja demasiado repentino de una muestra más de cómo el manga puede abordar bajo su particular prisma los temas más inesperados e intentar sacar de ellos lo mejor del ser humano en un cómic que se podría resumir en una palabra: necesario.