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IV. Nausicaä del Valle del Viento

‘Dulce de leche’, Ware se encuentra con Fellini

Supongo que, al hablar de Federico Fellini, si es que es un director a cuya filmografía os habéis acercado en alguna ocasión de vuestras vidas, cada uno tendrá un referente de lo que el cineasta capturó a 24 fotogramas por segundo. En mi caso, y aunque ‘8 1/2‘ me parezca una maravilla, es ‘Amarcord‘ la que siempre acude a la memoria, por el impacto que causara, en mi yo adolescente, el instante en que la estanquera interpretada por Antonietta Beluzzi agarra al canijo trasunto del propio Fellini en versión adolescente y le invita a mamar de sus inmensos senos, cosa que el chaval no atina a hacer, soplando en lugar de succionar. Tan hilarante referente en la filmografía del italiano, quedó grabado por siempre mucho más que cualquier otro instante de la carrera del director —mucho más, incluso, que el baño de Anita Ekberg en la Fontana Di Trevi o, llevado a mayores, cualquiera de los muchos momentos míticos que acumula ‘La dolce vita‘ en su metraje— y es curioso que, en cierto modo, Miguel Vila le rinda homenaje nada velado en este sorprendente tebeo que es ‘Dulce de leche’.

Nombre de una heladería del pequeño pueblo italiano en el que transcurre la acción, ‘Dulce de leche’ es la historia de un triángulo amoroso bastante peculiar, algo sórdido y muy morboso, el que se plantea entre Marco, un joven que mantiene una desequilibrada relación con Stella, una relación que no lleva a nada y que, para colmo, no encuentra desahogo ni en la práctica sexual, que el protagonista, por la razón que sea, no puede consumar. Entra entonces en juego Ludovica, una madre de enormes pechos —descomunales, cabría precisar— que, por razones que no vamos a desvelar, despierta apetitos en Marco que terminaran transformándose en una tóxica relación que no augura un buen final.

Entre estos tres polos, establece Vila una historia que va alternando lo costumbrista con fuertes dosis de sexo y un análisis pormenorizado de la terna de personajes que le sirven de elementos centrales en un conjunto que se lee con interés creciente, que engancha al lector desde la primera página por su curiosa personalidad visual y que refrenda esa capacidad de fascinación por mor de unos personajes que, situados en extremos, alternan la facilidad de empatizar con ellos con una completa antipatía hacia los derroteros por los que los mueve su creador. Ahora bien, donde realmente sobresale ‘Dulce de leche’ es, precisamente, en esa personalidad visual con la que Vila se descubre como el más alucinante trasunto de Chris Warez que hayamos visto hasta ahora: interpretando de manera virtuosa las claves que han hecho del autor de ‘Rusty Brown’ la figura clave del noveno arte que es, el italiano huye de atenerse a una estructura fija de viñetas por página para, ora incluir unas pocas que configuren la plancha, ora atomizar el espacio de lectura con un millar de pequeños espacios narrativos que, insistimos, recuerdan de forma instantánea a lo que Warez suele llevar a cabo en sus obras.

El cruce entre Fellini, Warez y la fuerte personalidad que Vila añade al crisol, da como resultado una lectura tan inusual y única como fascinante que deja claro cuánto habremos de estar pendientes de lo que el italiano nos traiga en el futuro. Todo un descubrimiento, sí señor.

Dulce de leche

  • Autores: Miguel Vila
  • Editorial: La Cúpula
  • Encuadernación:Rústica con solapas
  • Páginas: 180 páginas
  • Precio: 23,90 euros
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DULCE DE LECHE
  • Miguel Vila (Author)

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