V. Kingdom Come

‘Don’t Spit in the Wind’, hijos de un Dios de plástico

No hay planeta B. Por mucho que se empeñen los negacionistas del cambio climático no hay un lugar mágico al que mudarse si este planeta se vuelve un bola de barro en la que la vida ya no es posible. Pero en el terreno de la ficción nos sobran planetas y lunas que visitar y colonizar…sólo que en el caso de ‘Don’t spit in the wind (no escupas al viento)nos quedamos en un pesimista punto intermedio en el que la humanidad opta por lo que se podría llamar el planeta A y medio, con una base espacial en órbita a la que mudarse mientras un puñado de valientes, o mejor dicho, de personas que necesitan dinero, permanecen en la antigua patria humana limpiando el que fue el planeta azul.

Este cómic presenta un complicado futuro apocalíptico. Lejos de épicos escenarios propios del fantástico ‘Don’t spit in the wind’ nos conduce a un mundo que se ha convertido literalmente en un estercolero, pero que como siempre ocurre cuando hay humanos por medio, en algun momento aparece alguien dispuesto a sacarle beneficio. En este caso se trata de los Atomic Bros, una compañía que gestiona los residuos de un planeta que se ha convertido en inhabitable para el ser humano (amén de otros oscuros intereses por supuesto) aunque no para otros seres vivos que empiezan a prosperar. Así mientras unos se enriquecen y otros sueñan simplemente en escapar de allí (siempre hay un huequecito para el amor y la esperanza) algo extraño va a empezar a manifestarse en el planeta, algo que parece enloquecer a los animales que lo pueblan en lo que parece ser el preludio de algo más grande, mientras una extraña secta que adora al dios del plástico y pregona el apocalipsis puro y duro empieza a estar cada vez más desatada.

‘Don’t spit in the wind’ no carece de buenos elementos, como ese grupo de pirados pseudoreligiosos que es posible a más de uno le evoquen el universo Mad Max o unos personajes que aún careciendo de profundidad sí brillan en carisma, pero la verdad este volumen nos deja una sensación anecdótica, sin renunciar a cierto espíritu gamberro, que alegra el paladar pero no sacia en absoluto. Cierto que encontraremos un puñado de buenas escenas, pero el lector no puede evitar la sensación de que el resto del desarrollo de la obra es un mero puente circunstancial para dotar a estas de cierto contexto, sin evitar caer un poco en los tópicos.

Con un dibujo con una intensa paleta de color (optando por los colores planos, eso sí) con un diseño orgánico y una tendencia a la desproporción intencionada que, si bien no conquista al primer vistazo, sí resulta tremendamente adecuado a la hora de presentar las inabarcable montañas de basura y sobre todo esos extraños animales y criaturas que van a ser clave para el relato y auténtica fuente de conflicto en un cómic que se pasa en un suspiro, dejándonos una sensación superficial a pesar de todo el trasfondo crítico que subyace sobre una historia que parte de esa destrucción del medio ambiente que amenaza con hacer la más negra de las distopías una realidad.

Una propuesta original visualmente, aunque la historia no llega a dar el do de pecho. Cierto que nunca sobran los alegatos con más o menos mala leche que exponen como las malas decisiones globales pueden conducirnos a futuros no deseados pero un título tan poco sutil como ‘Don’t spit in the wind’ no sobresale…aunque tampoco desmerece de la media. Una propuesta llamativa para amantes acérrimos de la distopía…el resto quizás debiera acudir primero a los clásicos.

Don’t Spit in the Wind

  • Autores: Stefano Cardoselli, Dan Lee
  • Editorial: Diábolo ediciones
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 110 páginas
  • Precio: 19.95 euros

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