‘Doctor Extraño: Principio y fin’, entretenida y liviana

Opinión que, creo, es bastante impopular y poco compartida, considero que, dentro de lo que el UCM nos ofreció desde ‘Iron Man‘ hasta que ‘Vengadores: Endgame‘ puso punto y final a las tres primeras fases —y, de paso, a la creatividad que había convertido a cualquiera de sus cintas en un evento que nadie debía perderse—, el ‘Doctor Extraño‘ de Scott Derrickson es una de las mejores propuestas que nos llegaron desde la productora por detrás, por supuesto, de todas las sospechosas habituales —ya sabéis, ‘Los Vengadores‘, ‘Capitán América: Soldado de invierno‘, las dos entregas de ‘Guardianes de la Galaxia‘ y la dupla de ‘Infinity War‘ y ‘Endgame’. En colocar a la cinta protagonizada por Benedict Cumberbatch en tan aventajada posición, tienen mucho que ver razones puramente cinematográficas de ritmo, interpretaciones, dirección, música…pero también el que, el guión del cineasta y dos colaboradores supiera entender a la perfección el origen del personaje, cómo trasladarlo a la gran pantalla y qué influencias tenían que dejarse notar en lo que en ella vimos por vez primera hace siete años. Una de esas influencias era esta miniserie que ahora Panini publica dentro del sello Must-Have y que sirve a J.M. Straczynski para reinventar los comienzos de Stephen Strange con cuatro números que no conectan con nada y, aparentemente, no son más que un ejercicio para entrenar el músculo creativo de su guionista y, por supuesto, de su dibujante.

Más allá pues de los muchos detalles que el creador de ‘Babylon V‘ añade a una historia que, por mucho que se itere, siempre se atañe a los mismo parámetros, lo que se nos cuenta aquí es el relato del médico egoísta que sólo piensa en dinero y éxito y que, tras un letal accidente —de esquí, no de coche como en la cinta—, ve como su medio de vida es erradicado de su existencia por la gravedad de las heridas de sus manos, que quedan inutilizadas para la cirugía. A partir de ahí, mismo esquema, que el ya conocemos: búsqueda de alguien que pueda curarle, descubrimiento por azar de la figura del Anciano y comienzo de la formación para convertirse en el Hechicero Supremo. Un esquema aderezado por la presencia de Clea, que aquí se torna en personaje fundamental desde los comienzos de Extraño, por el antagonismo con Mordo y por la amistad con Wong, muy diferente al leal sirviente que conocemos de siempre. Entretenida en lo que va despertando puntualmente la curiosidad de por qué vericuetos discurrirá en esa reinterpretación de las claves que hacen a Stephen Strange quién es, sorprende bastante lo cuidado del dibujo de Brandon Peterson, que nunca ha sido santo de nuestra devoción pero que aquí, aún lejos de los delirios digitales en que caerá su yo futuro —esta miniserie tiene ya casi veinte años— convence por su corrección y deja muy buen sabor de boca en un conjunto que queda, eso sí, muy lejos de las alturas que Strazcysnki ha llegado a coronar. ‘Nuff said!!!!!