COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

‘Dinastía de M. Ómnibus’, el volumen definitivo

Veamos. Para que no tengáis que hacer ningún esfuerzo y no limitarme a incluir el enlace a la reseña que dedicamos a ‘Dinastía de M‘ hace ya casi un par de años, voy a cometer la osadía de copiar y pegar el texto íntegro de dicho artículo para establecer, con claridad meridiana, qué pensábamos y qué seguimos pensando del evento que orquestó Brian Michael Bendis cuando gozaba de plena confianza por parte de Marvel para hacer y deshacer a su antojo en los tejidos de su universo:

Hubo un tiempo, que se nos antoja ahora muy lejano, en el que permanecer atento a todo lo que ocurría de puertas para adentro en La Casa de las Ideas era un ejercicio de satisfacción permanente. Un tiempo en el que no pasaba mes que la editorial no hiciera algún movimiento dispuesto a seguir perpetuando nuestra atención ni año en el que su obligado evento no captara nuestro más febril interés. Eran los años en los que los «arquitectos» de Marvel llevaban las riendas de lo que llegaba a las tiendas, los años en los que los Brian Michael BendisMark MillarEd BrubakerJonathan HickmanMatt Fraction y alguno que otro más conseguían levantar en volandas y aupar hasta las más altas cumbres a lo que llevaba el sello de la editorial. Eran los tiempos de la desunión de los Vengadores, de los mutantes de Morrison, de los Ultimates de Millar, el Capi de Brubaker o el Daredevil de Bendis primero y Brubaker después. Y en estos tiempos, donde Marvel parecía que no era capaz de errar, fue donde encontró acomodo un hito cuyas consecuencias tuvieron su conclusión, años más tarde, con la transformación de pies a cabeza que Hickman llevaría a cabo hace relativamente poco del cosmos mutante. Y es que, de entre todo lo que llegó a ofrecer Marvel en su faceta más llamativa, esa que siempre fuerza los eventos anuales y hace pasar por caja a sus más fieles seguidores, ‘Dinastía de M’ es una cumbre inequívoca.

No en vano, en el momento en el que esta miniserie aparece, Brian Michael Bendis se encuentra en lo alto de la ola provocada por el tsunami generado, tiempo atrás, por su manera de entender el tebeo de superhéroes en general y el de Marvel en particular, ofreciendo reinterpretaciones que pasan por lo magistral en el caso de Daredevil o Spider-Man y por lo sobresaliente si nos referimos a sus Vengadores o, poco después, a la forma en la que miraría a los mutantes. A caballo entre estas dos, por lo que atañe a unos y otros, está una historia que, tirando en parte de lo que mejor funcionó de ‘La era de Apocalipsis‘, redibuja brevemente un mundo alternativo en el que, por la fuerza de voluntad de una Wanda que no ha parado de sufrir desde que causara la debacle que se veía en las páginas de ‘Vengadores: Desunidos‘, los mutantes son la especie dominante de un planeta que vive bajo el la Casa de M —refiriéndose a Magnus, el apellido de Erik Magnus Lehnsherr, el temido Magneto—. Pero antes de llegar a ese What If?, Bendis construye un primer número que lidia con las devastadoras consecuencias de lo que el poder de Wanda desatado había provocado en las filas de los Vengadores y en el que queda establecido que los héroes del Universo Marvel están dispuestos a pararles los pies a la Bruja Escarlata para que sus habilidades no le cuesten la vida a más compañeros

Tras lo intenso de dicho inicio —hay un par de conversaciones en él entre Magneto y Xavier y entre el primero y Mercurio que son dignas de enmarcar—, Bendis abre la puerta ese nuevo mundo en el que, obviamente, y poco a poco, los héroes irán despertándose del poderoso encantamiento en el que los ha sumido Wanda Maximoff, estableciendo el guionista un telón de fondo fabuloso en el que, sinceramente, no nos importaría habernos quedado algo más de tiempo que el que ofrecen estas magníficas 216 páginas: rica y fecunda, la reimaginación que hace el escritor del Universo Marvel en unas pocas páginas es de esas que dejan con ganas de mucho más y, aunque no es la primera vez que nos acercamos a ella, siempre vuelve a sorprender, casi como el primer día, lo que el artífice de ‘Ultimate Spider-Man’ planteaba en estas espectaculares páginas. Unas que, si lo son, huelga decirlo, es porque cuentan con un Olivier Coipel de una talla asombrosa.

Bien es cierto que el estilo del francés todavía no ha eclosionado aquí hasta las cotas que alcanzará, años después, en las páginas de ‘Thor‘ o en lo que, a juicio de este redactor, es el mejor ejemplo de sus portentosas habilidades gráficas, el ‘The magic order‘ de Mark Millar; pero eso no quita para que su característico trazo y la maravillosa forma en la que entiende la narrativa sujeta a los patrones del tebeo de superhéroes dé como resultado un cómic ÉPICO de principio a fin que, más allá de las inevitables batallas, resueltas con una soltura y una fluidez dignas de admiración, encuentra en los instantes íntimos sus mayores valedores y que, llegado el momento de la gran revelación, esa que redibujará de un extremo a otro el Universo Marvel, no podría haber contado con mejor narrador. Bajo todo lo anterior no creo que haga falta insistir en la obviedad del mensaje final con el que concluir estas líneas, pero allá va no obstante: si no habéis leído ‘Dinastía de M’ no sabéis lo que os estáis perdiendo. Esto es Marvel en su mejor forma. IMPRESCINDIBLE es quedarse cortos

Creo que es evidente, sobre todo por quién viene esto firmado y lo mucho que ya huye de continuidades y eventos-que-lo-van-a-cambiar-todo-pero-no-cambian-nada que ‘Dinastía de M’ es una de mis lecturas favoritas de la Marvel de todos los tiempos. Pero, cuidado, ‘Dinastía de M’ a secas. Esto es, los ocho números que conformaron el arco argumental con guión de Bendis. Punto. Nada más. ¿Conclusión lógica? Que Ómnibus como este que hoy nos ocupa son de esos que sólo recomendaríamos a los Marvel zombis más recalcitrantes, esos a los que les hace falta hasta la última acotación de lo que sea que salga de los salones de la Casa de las Ideas. El porqué de tal afirmación es bien sencillo: las cerca de 500 páginas que complementan a las 216 originales, se invierten en desmenuzar acontecimientos que se mueven entre lo insignificante y lo prescindible a la luz de lo que, atendiendo sólo al evento central, uno necesita para comprender toda la historia; y ni lo que le pasa a Spiderman, Iron Man, Hulk, la Capitana Marvel o los mutantes tiene el suficiente atractivo como para hacer que arqueemos una ceja en señal de «Um, pues esto ha molado».

De hecho, en no pocas ocasiones — ‘La imposible patrulla-X‘ comandada por Chris Claremont es, acaso, el mejor ejemplo, la conexión de este material adicional con el núcleo duro de ‘Dinastía de M’ es a lo sumo tangencial, justificándose sólo su inclusión en el volumen por la férrea voluntad de Marvel de que, con cada evento que jalona su historia, toda su oferta editorial bueno, casi toda se vuelque en atenderlo ignorando, de manera muy flagrante e incluso arrolladora e insultante en muchas ocasiones, lo que el guionista de turno esté haciendo en la cabecera de turno. No hablaremos de los incontables dibujantes que acumulan crédito aquí porque, como en todo volumen que se mueve de uno a otro confín hay muestras de lo mejor y lo peor de la casa; por otra parte, perfecto reflejo de lo que cabría afirmar sobre la generalidad de la lectura de este Ómnibus puesto que, insistimos una vez más, en sus páginas se dan cita altas cimas y considerables abismos. ‘Nuff said!!!!!

Dinastía de M. Ómnibus

  • Autores: VVAA
  • Editorial: Panini
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 696 páginas
  • Precio: 66 euros

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