El gallego David Rubín nos sumerge con este volumen en los inquietantes rincones de Ciudad Espanto, una de las apuestas más fuertes de la línea que ha emprendido Planeta dedicada a los autores españoles. Todos los artistas tienen su momento de esplendor, en el que las ideas fluyen como por arte de magia y este esfuerzo creador queda recompensado por premios de distinta índole. Pero todo se acaba, y se produce entonces una sequía creativa en la que precisamente nos encontramos al protagonista de esta historia.
Este alter ego del propio autor recibe la visita de un demonio que lo invita a visitar Ciudad Espanto, donde, le asegura, podrá encontrar la inspiración y las historias necesarias para continuar con su trabajo. Empieza así su deambular por los recovecos más oscuros de una ciudad que probablemente no sea otra cosa que su mente. Un viaje que ya desde el principio queda claro que no tendrá un final feliz.
Lo que comienza siendo una reflexión sobre el proceso creativo, desemboca en algo mucho mayor: una fábula adulta sobre la memoria y los recuerdos, sobre la falta de esperanza, el amor, la soledad y la muerte. Rubín despliega esta ciudad por la que se desplaza nuestro protagonista como si del peón de un juego de mesa se tratase. Un reflejo perfecto de nuestras vidas mostrado a través de símbolos y parábolas; la vida al otro lado de un espejo cóncavo.
La obra está construida a medio camino entre el cómic y la literatura ilustrada. Por una parte, el narrador nos cuenta su experiencia en Ciudad Espanto con pasajes que requieren de una lectura atenta para extraer todo su jugo. Por otra, los magníficos dibujos de Rubín plasman esta inquietante pesadilla en escenas nutridas por el surrealismo y la imaginación.
Avanzar entre las páginas de este Cuaderno de Tormentas supone llevarse una sorpresa tras otra. Ante la imposibilidad de predecir lo que ocurrirá a continuación, el lector no tiene más remedio que dejarse llevar por lugares tan peculiares como La escalinata del descenso eterno, El café del corazón remendado y El sumidero de los olvidados; aunque su participación en este juego es indispensable para extraer el sentido oculto en cada página.
También conocerá las historias de personajes solitarios y atormentados como Doña Nadie, la superheroína que siempre llega tarde para detener a los malhechores; o Juanolo Cruz, el sepulturero que sólo consigue conciliar el sueño la noche del año en que los muertos regresan a sus tumbas.
Cuaderno de Tormentas es una obra original y arriesgada desde su planteamiento hasta las ideas que expone. Un cómic al que las etiquetas se le quedan pequeñas y que, cosa poco habitual, descubre nuevos detalles con cada sucesiva lectura. La prueba impresa de que el cómic español guarda diamantes en bruto que nos darán muchos buenos momentos a los lectores si se les presta el apoyo necesario.
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