‘Crossover Volumen 1: A los Chicos les Encantan las Cadenas’, el Cates más noventero se desmelena

Siempre me ha gustado bastante leer las introducciones que se encuentran en las primeras páginas de muchos tomos recopilatorios. De ellas se puede sacar mucha y buena información acerca de la lectura que se nos viene encima. El caso de la que se incluye en este ‘Crossover Volumen 1: A los Chicos les Encantan las Cadenas’ no iba a ser menos y de las palabras de su guionista Donny Cates se intuye que es uno de los nuestros. Nacido en el año 1984 tiene la edad justa para ser considerado un hijo de los noventa, la fatídica década en la que la industria de las viñetas casi se va al garete. Basta echar un vistazo a las referencias que nombra en el texto: WildCATS, Youngblood, Spawn o Savage Dragon. Parece que la cosa se pone interesante. Mucho se ha escrito sobre el guionista nacido en Dallas a pesar de contar con una corta carrera (todavía) en el mundo del comic. Algunos proyectos independientes de incuestionable calidad y etapas alabadas por crítica y público en “Dr. Strange”, “Guardianes de la Galaxia”, “Thor” y, sobre todo, “Venom” lo han aupado a lo más alto del ranking de guionistas hot. No se ha librado de tener su grupo de detractores, esos que lo tachan de ser un autor que busca la “molonidad” fácil, tal y como se hacía en los noventa. Ahora todo tiene sentido.

Poco importan esas acusaciones si sus guiones resultan tan entretenidos como los del presente tomo, un relato que, tal y como su título indica, supone uno de los sueños húmedos de todo aficionado, una fantasía hecha realidad que va a dejar al lector completamente satisfecho. “Crossover” supone una carta de amor a aquellos tebeos que se citan un poco más arriba, historias en las que podía pasar cualquier cosa y que redefinían, para bien o para mal, el género de los “pijamas”. Algo conocido como El Evento cambió la realidad hace tiempo, haciendo que muchas cosas que pensábamos imposible se materializaran para asombro de todos. De esta manera, todos los superhéroes de los tebeos se materializaban en el mundo real quedando encerrados en una cúpula (El Domo) en el estado de Denver. Es en este momento en el que entran en escena Ellie y Otto, trabajadores de una tienda de comics en la que aparece la pequeña Ava, una niña a la que tendrán que ayudar a reencontrarse con su familia y que guarda un secreto que será el motor de la trama. Para añadir algo más de emoción al asunto vamos a tener una organización que pretende acabar y neutralizar a todos esos héroes. ¿Dónde radica la gracia del asunto?

Cates sabe muy bien lo que el aficionado quiere, esos guiños con los que el lector disfruta y no puede evitar dejar escapar una sonrisa cómplice ante algo que acaba de leer. El camino que los personajes protagonistas van a tener que hacer hasta El Domo va a estar lleno de peligros y sorpresas, cameos que en muchas ocasiones nos van a dejar completamente descolocados. Sin desvelar ninguna de las apariciones estelares (no se preocupen porque en las páginas finales se nos enumeran todas ellas), tan solo diremos que hay de todo, personajes del mundo independiente y mainstream, creaciones del propio Cates y, otras, prestadas por colegas de profesión, algunas de ellas con un papel bastante importante y determinante en el devenir de la historia. El guión de Cates no deja un segundo de respiro, leyéndose de manera frenética y disfrutándolo desde la primera hasta la última página, repleto de sorpresas y giros que nadie se espera. Le acompaña Geoff Shaw a los lápices, cómplice de la maravillosa “God Country” y que aquí le faltan manos para dibujar tanto personaje, tarea de la que sale bastante bien parado. Lo cierto y verdad es que, entre uno y otro, nos han traído uno de los títulos más frescos y originales de los últimos tiempos, un crossover en el sentido más amplio de la palabra que satisfará al lector más exigente.