Las reacciones del organismo ante una nueva lectura son de lo más curiosas: atacando de forma directa a los centros del placer y liberando más o menos endorfinas dependiendo de si lo que uno está consumiendo es satisfactorio o no, intentar observarlas para ver como van desarrollándose es un ejercicio sorprendente. En el caso de este segundo volumen integral de ‘Criminal’ mi cerebro recibió la apertura del tomo en tapa dura editado por Panini con claras muestras de anticipación por lo estimulantes que habían resultado (hacía ya algún tiempo) tanto sus antecesoras inmediatas como la lectura que le había hecho en su momento a los tres relatos que componen este imprescindible volumen: ‘Criminal’ era una serie de la que se podía esperar cualquier cosa, ya que Brubaker se había propuesto hacer de cada arco argumental un hito independiente, una historia autoconclusiva que se desprendiera de los pesados lastres que palabras como continuidad imponían al resto de las colecciones producidas en La Casa de las Ideas.
A esta anticipación siguieron rápidos movimientos oculares que intentaban abarcar lo que iba aconteciendo en las páginas antes incluso de que la masa gris tuviera tiempo de procesar lo que estaban viendo, máxime si tenemos en cuenta la brillante elección del guionista para con el protagonista de la historia que arranca el tomo: un dibujante de tiras de periódico cuya creación, llamada Frank Kafka, guarda no pocas similitudes con el ‘Dick Tracy’ de Chester Gould. Presentado Jacob, Brubaker no tarda mucho tiempo en introducir el elemento que hará avanzar la trama hasta el final, un elemento que como en todo buen cómic noir tiene formas y nombre de mujer, Iris.
Con ella el escritor aumenta en una más el repertorio de femmes fatales que ya han aparecido por las páginas de ‘Criminal’, definiendo a cada una de ellas de forma diferente, en lo que supone una muestra inequívoca de su enorme talento. Un talento que, en lo que a féminas se refiere, seguirá exponiéndose en los nombres de Elaine, Lizzy o Felicity, las otras mujeres de este segundo integral. Al margen de estos dos personajes, las claves que van haciendo avanzar la acción introducen al amante de la chica (un animal repulsivo que implica al protagonista en una oscura trama) y el detective de policía que una vez investigó a Jacob por la desaparición de su mujer.
Pero la grandeza de Brubaker no descansa sólo en su inmensa capacidad para escribir a personajes principales como Jacob, el Tracy Lawless de ‘Los pecadores‘ (el mismo Tracy Lawless que contara con arco argumental propio en ‘Lawless’) o el Riley de ‘El último de los inocentes‘, sino también en las asombrosas formas con las que maneja a sus secundarios, sean estos el animal repulsivo que implica al protagonista en una oscura trama y es a la vez amante de «la chica», el detective de policía que no parará hasta ver entre rejas al protagonista o el adinerado mafioso que encarga una misión al protagonista que bien podría costarle la vida…todos ellos, y muchos más, conforman un telón de fondo impoluto en el que el guionista mueve a placer la acción.
Colocadas pues todas las fichas en el tablero con los diversos actores elegidos para cada historia, sobrevenía la ansiedad, ansiedad por saber como acabaría el volumen y cuál sería la suerte de sus protagonistas, ansiedad por determinar si tanto ‘Mala Noche’ como ‘Los Pecadores’ o ‘El último de los inocentes’ estarían a la altura de ‘Coward’, ‘Lawless’ o ‘The Dead and the Dying’ o si, por el contrario, alguno de ellos eran el punto de inflexión en el que la colección (como siempre suele pasar en un momento u otro en las series norteamericanas) comenzaba a bajar en calidad.
Ansiedad que resultó de todo punto injustificada con la conclusión de la lectura, ya que tanto Brubaker como Phillips (magnífico como siempre, atención a las páginas a lo ‘Archie‘) volvían a demostrar estar en plena forma con catorce números intensos, que se devoran con fruición y que en ningún momento dan muestras de agotamiento por parte de sus creadores. Y para ello sólo que hay que fijarse (por ejemplo) en el último ejemplar de ‘Mala noche’, contado en cuatro tiempos diferentes para exponer, con claridad, como se han ido desarrollando las subtramas abiertas durante el resto de la narración.
Llegaba por último la satisfacción derivada de haber saciado mis perpetuas hambres de buenas historias con un producto de tremenda calidad para los estándares actuales de Marvel. Un tebeo que discurre por otros derroteros muy diferentes a los que nos tiene acostumbrados la editorial americana y que, en ese sentido contracorriente, se alza quizás como lo mejor que el hogar de Spider-man, los X-Men o Los Cuatro Fantásticos publicó entre 2008 y 2011.
Criminal Integral 2
- Autores: Ed Brubaker y Sean Phillips
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 432 páginas
- Precio: 40 euros
Pedazo de reseña…. Cómo se ve que te ha gustado: para mí es uno de los mejores trabajos noir de Brubaker junto con La escena del crimen.
Creo que es aquí donde se ve más a gusto, «libre» de las limitaciones de los editores del mainstream de superhéroes de las grandes.
Un saludo
Muchas gracias Winch. Y sí, en este tipo de historias (espera a leer el ‘Fade Out’ que comenzó hace un par de semanas en USA…brutal) donde Brubaker se encuentra en su salsa. Esperemos que le queden muchas ideas, porque en lo que a noir se refiere, tiene muy pocos iguales (aunque Rucka, como veremos en breve, no se quede muy atrás)