Ya os he comentado, sobretodo aquí y aquí, cómo el cómic es un medio propicio para la propaganda, entendiendo cómo tal todo aquel material que sirve como método de propagar doctrinas y opiniones de todo tipo, dando lugar a comics bastante curiosos como los que os mostré o comics como el que os voy a enseñar.
El National Center for State Courts (Centro Nacional de Tribunales de Estado) es una organización, sin ánimo de lucro, cuyo objetivo es mejorar la administración judicial en los tribunales estadounidenses a través de servicios de investigación, asesoría, programas educativos, base de datos y una gran biblioteca sobre la administración judicial.
Recientemente, dentro de su programa educativo, ha empezado a editar una serie de comics llamada Justice Case Files, a través de Layne Morgan Media, editorial especializada en comics educativos, propagandísticos (no lo digo yo, lo ponen ellos mismos en su web) atacando varios asuntos sociales.
Esta serie tiene el supuesto propósito de mostrar cómo es el sistema judicial a través de distintos casos basados en la realidad. Pues bien, no podrían haber comenzado con un tema tan polémico como el de la piratería, en el primer número asistimos a la historia titulada The Case of Internet Piracy, escrita por James Watson, Fred Eric Lafalaise y Terry Collins y dibujada (y coloreada) por Edgar Salazar y Ulises Arreola.
Este cómic presenta dos casos, uno sobre la expropiación de una vecindad para construir una biblioteca y el caso de Megan Robbins, una joven universitaria que se inició en eso de descargarse canciones de internet y que es cazada y acusada de «robar» más de 2000 canciones.
El cómic insiste mucho en la criminalidad de la piratería, recordemos que en EEUU no existe el derecho a la copia privada, por lo tanto las leyes de piratería son bastante tajantes en este punto, es delito. Vale, es el punto de vista de la justicia… ¿de verdad?, porque huele un poco a que la RIAA (la asociación de la industria discográfica americana) ha sido un grupo de presión clave para documentar el cómic. Lo digo, principalmente, por la pena que el fiscal pide que cumpla Megan: 2 años de cárcel y 25000 dólares de multa (a 12,5 dólares la canción descargada), además de ser expulsada (automáticamente) de la universidad. No soy un experto en derecho, y menos en derecho estadounidense, pero me parece un poco exagerado.
Al final a la pobre chica, que muestra un arrepentimiento total por haber cometido un crimen tan atroz, le rebajan la pena a 200 horitas de servicios comunitarios y a rodar un anuncio contra la piratería.
Lo que me enerva de este cómic es que de educativo tiene poco, se muestra sólo el punto de vista de la RIAA ignorando todo debate que exista sobre la piratería. Pretende asustar, la estrategia del ‘¡Eh pirata! ¡cuando te cacemos te vas a cagar criminal!’, y desinformar, ya que estos casos (aunque hay algunos que sí se han llevado por lo criminal) los suele llevar el tribunal de lo civil, no de lo penal, y con acusación particular por parte del gestor de los derechos del copyright infringido, es decir, aquí, en España sería la SGAE y en EEUU la RIAA entre otros (ya que la RIAA solo se encarga de las discográficas).
Todo un cúmulo de inexactitudes unidas para la propaganda, lo peor de estos casos es que la gente lee el cómic (como puede ver un reportaje de la televisión o una página web) y no contrasta lo leído en ese cómic. Afortunadamente vivimos hoy en día en una era de información que permite contrastar las informaciones erróneas. A continuación os dejo el link al cómic en cuestión.
Cómic | Justice Case Files 1: The Case of Internet Piracy [pdf]
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